Un ex o colega podría estar espiándote sin que te des cuenta. Defiéndete.

Es muy común que algún ex con perfil psicópata o narcisista te esté espiando o acosando en las redes, en especial si tú lo dejaste, no solo eso, si tu ex sabe algo de informática, tú puedes no tener noticias de su vida pero te puede estar rastreando en forma remota. También es bastante habitual que las empresas, a pesar de que no todas las legislaciones lo permitan, utilicen programas que tienen acceso a tu celular y ordenador privados porque los utilizas con las cuentas de la empresa, y si el problema con el/la psicópata o narcisista lo tuviste en el trabajo, es probable que te estén monitoreando. Acá tienes información básica para defenderte. Comencemos por identificar el acoso cibernético entre personas adultas, el grooming a niños y adolescentes, por su complejidad, quedará para una nota futura.

Acoso cibernético básico

• Crea perfiles falsos en las redes con los que te pide amistad. Estos perfiles no tienen foto y si la tienen es un avatar, no hay amigos o publicaciones. Bloquea.
• Duplica perfiles de tus amigos y te pide amistad. Esto lo hacen bajando fotos de tus amistades y creando un perfil idéntico. Rechaza su invitación, alerta a tu amigo y si realmente no es un nuevo perfil de tu contacto denuncien en la plataforma correspondiente.
• Te escribe desde cuentas de corroe nuevas o de nuevos número de teléfono. No abras los correos, ni los adjuntos, ni los videos, pueden traer malware espía. Lo que nos lleva a ataques de elite.


Acoso cibernético sofisticado


Si tu teléfono, tableta o portátil consumen mucha más batería o datos que de costumbre, y además, procesan y ejecutan lentamente, o tienes fallas recurrentes en el antivirus, puede que tengas un malware espía, un programa que puede saber dónde estás, ver tus fotos y videos, acceder a tus contraseñas y leer tus mensajes entre otras cosas. Tú pensarás que esto es demasiado difícil de hacer, que solo lo usan las grandes empresas y los gobiernos. Pues no, es muy sencillo, algunas de las maneras en que pueden instalar ese software malicioso en tu ordenador o móvil son:


En forma manual:
• si dejaste tu dispositivo sin bloqueo de pantalla o contraseña y te ausentaste dos minutos pudo haberlo bajado con extrema rapidez, estos programas se consiguen en la web.

En forma remota
• Te compartieron una aplicación o software que parece legal y lo descargaste
• Abriste un enlace de un correo electrónico
• Te enviaron un video de gatitos y lo abriste
En cualquiera de estos casos no vas a recibir ninguna alerta de que se descargó ese malware, y sin que te des cuenta, esa persona está accediendo a todo lo que haces en el teléfono.


¿Qué hacer si sospechas que puedes tener un programa espía en tu teléfono u ordenador?


Lo mejor sería que consultes a un especialista o uses un programa de detección y eliminación de spyware. En los dispositivos que usan Windows a veces se pueden identificar estos programas a través del administrador de tareas, pero esos archivos suelen venir bien camuflados. Algo similar ocurre en Apple. Además, aun cuando logres identificar y desinstalar este programa, muchos malware tienen una capacidad de reinstalarse cada vez que te conectas a internet. Es por eso que te recomendamos consultar con especialistas.

Recursos legales para frenar el acecho y el acoso


Si solo intentó contactarte un par de veces con un nuevo perfil en las redes, lo mejor es que sigas con el contacto cero sin iniciar acciones legales preventivas, sería perder el tiempo. Por el contrario, si desde perfiles falsos o reales te calumnia, no cesa en querer contactarse contigo a través de todas las redes, llaman a tu teléfono desde números desconocidos, o un especialista encuentra programas espía, junta toda esta evidencia y denuncia en una fiscalía porque es una muy mala señal, esto va a seguir en aumento. En varios países hay ordenes de restricción cibernética, eso sería una primera medida. Asimismo, si te calumnia o si usa las fotos que te robó en tu contra, no dudes en iniciar acciones penales contra esa persona, puedes recurrir a servicios gratuitos en la mayoría de los países de Iberoamérica.

Finalmente, no descartes pedir una restauración de fábrica del dispositivo si todavía sospechas que pudieron quedar restos de programas maliciosos, o cambiar de dispositivo, número de teléfono y de cuentas de correo. A partir de este nuevo comienzo, recuerda proteger los dispositivos con contraseñas, no usar tus cuentas personales en dispositivos del trabajo y viceversa, no abrir correos desconocidos, no bajar software que no sea de un lugar seguro, y no mirar videos de mascotas o bebes, por más bonitos que sean, enviados por contactos a los que no conoces demasiado.


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Crecimiento postraumático luego de una relación abusiva

Ya hemos escrito sobre el estrés postraumático en otros artículos de este blog, ya sabes, esa herida física y mental que los sobrevivientes de todo tipo de eventos traumático (guerras, accidentes, infancias abusivas, relaciones con psicópatas o narcisistas, violación, etc.) experimentan como consecuencia de esa experiencia vivida. También hemos hablado sobre las terapias existentes para superarlo. Hoy queremos presentarte ciertas investigaciones que complementan a las del estrés postraumático y que apuntan a la posibilidad de un crecimiento postraumático. ¿Te parece extraño que algo bueno pueda salir de una experiencia tan horrible? Te entendemos, al comienzo es difícil creer eso, pero es posible, ¿acaso no consideras que esta experiencia fue devastadora, pero fundacional por igual? ¿No sientes que luego de superar los peores momentos te encontraste con la mejor versión de ti? Veamos entonces de qué se trata esta teoría

El crecimiento postraumático (CPT) es una teoría que explica transformaciones positivas después de un trauma y que puede experimentarse dentro de un proceso de estrés postraumático, ambos fenómenos no son mutuamente excluyentes. Esta teoría fue desarrollada por los psicólogos Richard Tedeschi, PhD, y Lawrence Calhoun, PhD, a mediados de la década de 1990, y sostiene que las personas que sufren debido a situaciones traumáticas a menudo logran un crecimiento asombroso.

“Las personas desarrollan nuevos conocimientos sobre sí mismas, el mundo en el que viven, cómo relacionarse con otras personas, el tipo de futuro que podrían tener y una mejor comprensión de cómo vivir la vida”, dice Tedeschi.

¿Cómo pueden los profesionales de la salud utilizar la teoría de la CPT para ayudar a los pacientes? He aquí un vistazo a los desarrollos en el campo.

“A veces se considera al Crecimiento Post traumático como sinónimo de resiliencia porque volverse más resiliente como resultado de la lucha con el trauma puede ser un ejemplo del CPT, pero el CPT es un fenómeno distinto al de resiliencia”, dice Kanako Taku, PhD, profesor de psicología en la Universidad de Oakland, quien investigó el crecimiento postraumático y también lo experimentó como sobreviviente del terremoto de Kobe de 1995 en Japón.

“La resiliencia es el atributo personal o la capacidad de recuperarse”, dice Taku. El crecimiento postraumático, por otro lado, se refiere a lo que puede suceder cuando alguien que no necesariamente sea una persona naturalmente resiliente experimenta un evento traumático que desafía sus creencias fundamentales, soporta sufrimiento psicológico y emocional (incluso una condición mental como el trastorno de estrés postraumático) y luego finalmente, entre todo ese dolor, encuentra un sentido de crecimiento personal. Es un proceso que “requiere mucho tiempo, energía y trabajo”, dice Taku.

Para evaluar si alguien ha logrado un crecimiento después de un trauma y en qué medida, los psicólogos utilizan una variedad de escalas. Una fue desarrollada por Tedeschi y Calhoun, y se la conoce como Inventario de crecimiento postraumático (Journal of Traumatic Stress, 1996). Esta escala busca respuestas positivas en cinco áreas:

• Apreciación de la vida.

• Relaciones con los demás.

• Nuevas posibilidades en la vida.

• Fuerza personal.

• Cambio espiritual o de paradigma

¿Todas las personas que se recuperan de un trauma experimentan crecimiento postraumático?

Tedeschi prefiere no ponerle un número estricto. “Todo depende del trauma, las circunstancias, el momento de la medición y de cómo se define el crecimiento utilizando la escala, observando la puntuación total y los factores o los elementos individuales”, dice. Sin embargo, estima que alrededor de la mitad a dos tercios de las personas que sufrieron experiencias traumáticas muestran crecimiento postraumático.

El crecimiento postraumático ocurre con más asiduidad en personas que exhiben mayor apertura a nuevas experiencias. Esto sucede, según Tedeschi, porque las personas que son más abiertas tienen más probabilidades de reconsiderar sus sistemas de creencias. También es más común en personas que buscan conectar con los demás y hablar de su experiencia.

La teoría puesta en práctica

¿Es posible preparar a la gente para desarrollar crecimiento postraumático, allanar el camino en caso de que ocurra una tragedia o un trauma? Sí, dice Tedeschi, señalando que los psicólogos pueden “permitir que las personas comprendan que esto puede ser una posibilidad para ellos mismos” y asegurándoles que es un “proceso bastante normal”. La validación de que no están enloqueciendo cuando experimentan flashbacks, sobre reactividad e hipervigilancia es fundamental para posibilitar el crecimiento postraumático

No obstante, La Licenciada Hayward es más cauta, advierte que los terapeutas no deben “saltar directamente a la posibilidad de crecimiento”, lo que, según ella, puede “a menudo interpretarse como una minimización del sufrimiento o de la pérdida”.

Hayward, que trabaja con veteranos en el Long Beach Medical Center en California, conoce ese crecimiento de primera mano: quedó paralizada en un accidente automovilístico cuando tenía 16 años, lo que puso fin a una promisoria carrera deportiva competitiva. Ella superó ese trauma con la ayuda de familiares y amigos que la apoyaron, pasó a estudiar psicología social en Harvard y ha viajado a más de 42 países, a menudo en misiones humanitarias brindando asesoramiento y otro tipo de apoyo a las víctimas de trauma. Hoy, no duda en atribuir al accidente el aumento exponencial de la fuerza de su carácter al obligarla a superar desafíos. También aprecia enormemente la vida, las relaciones con los demás y los pequeños gestos cotidianos. Sin embargo, Hayward tiene cuidado de no predicar el potencial positivo a sus pacientes antes de que estén listos. En cambio, espera a que expresen “alguna reacción positiva al evento” para comenzar a trabajar.

Todavía los especialistas que se dedican a trabajar sobre el crecimiento postraumático son pocos, pero tienes muchos especialistas que desde terapias específicas para trauma pueden llegar a alentar ese crecimiento. Asimismo, te recomendamos un libro que lamentablemente todavía no está en español, pero que es un tipo de terapia muy innovadora y efectiva para la recuperación del trauma y la búsqueda del crecimiento postraumático: “Recovering from Trauma using Compassion Focused Therapy” de la Licenciada Deborah Lee, discípula del Doctor y Profesor Paul Gilbert quien desarrollo una terapia cognitiva basada en la compasión que ha probado ser muy efectiva no solo para trauma sino para baja autoestima, ansiedad y depresión.

Hace unas semanas preguntábamos en Facebook cuáles eran los cambios que habías experimentados. Muchas respuestas nos decían que, a pesar de todo el dolor, la desconfianza, la traición, habían aprendido mucho de la vida, de los seres humanos, y habían desarrollado más empatía, más confianza en sí y mayor felicidad.

El crecimiento postraumático es una realidad que debe seguir siendo explorada.

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¿Cómo desenmascarar a psicópatas y narcisistas?

Mi publicación (8)

¿Cómo puede ser que nadie vea detrás de la máscara que llevan?

Esta es la pregunta del millón, una pregunta que todos los sobrevivientes nos hacemos porque no podemos creer que muy pocos vean el monstruo que hay detrás de esa fachada, y lo que es peor que sigan abusando como si nada. ¿Cómo hacen para que sus pantallas no tengan fisuras?

En general las tienen, el problema radica en que cuando alguien las detecta se convence de que se está equivocando porque todo el mundo admira a esa persona, es decir, cede al pensamiento de grupo, ni siquiera menciona sus reparos, porque tiene temor a ser marginado. No obstante, si lo hiciese, es probable que otros también se abran y confíen sus dudas. Pero el miedo puede más, y es así es como el silencio perpetúa esa imagen maravillosa que se inventaron.

¿Cómo construyen una máscara social tan efectiva?

Primero que nada, la mentira y el camaleonismo. Siempre le dicen a cada persona lo que quiere oír. ¿A ti te gusta el jazz? Te dirá que ama a Miles Davis; ¿su jefe detesta el arte impresionista?, le dirá que Monet está sobrevaluado; ¿su vecino es anarquista?, sacará a relucir alguna frase de Proudhon. Así, dándole a cada uno lo que prefiere, y agregándole a esto su locuacidad y su facilidad para mentir, tenemos el combo perfecto para moverse entre personas de su entorno. Pero algunos van por más, quieren llegar a ser figuras públicas, y pisarán a quien sea para lograrlo, pero para comprar silencios cuando la máscara se les corra -porque siempre se les corre, -se enrolarán en causas que les importa un pimiento para ganar respeto y visibilidad. Es así como encontrarás psicópatas defendiendo el vegetarianismo, encabezando marchas por los derechos de género, o donando dinero a hogares de ancianos. No, no lo hacen porque están convencidos, abrazarán cualquier causa que sea tenida en alta estima social para sacar réditos de eso. Todos los días escuchamos a gente que nos dice: “¿cómo puedes decir que él es un abusador si lucha por los derechos de género a al par de nuestras hermanas? Seguramente, esas chicas deben de estar inventando una causa para desacreditarlo” o también: “esa actriz no puede ser tan maltratadora y despiadada con sus colegas como dicen, no come carne y no usa cuero”. El público no puede pensar que ese personaje público pueda ser sólo eso, un personaje hecho a medida. El caso más terrible y emblemático de fachada infranqueable fue Jimmy Savile en el Reino Unido.

Jimmy Savile fue un presentador y DJ que condujo por décadas uno de los programas con más audiencia del Reino Unido. Todos sus fans querían una foto con él, fue condecorado por la Reina y recibió premios de todo tipo. Donaba cientos de miles de libras a hospitales y hogares de niños; los visitaba, se involucraba con ellos, les regalaba juguetes. Sin embargo, muchos niños y jóvenes comenzaron a denunciar que habían sido abusados cuando quedaron a solas con Jimmy. Nadie les prestó atención, alegaron que estas personas estarían tratando de extorsionar al presentador, al punto de que la BBC desestimó los rumores. A fines de los 70, en medio de crecientes evidencias, el líder de la banda Sex Pistols, Johnny Rotten, denunció públicamente a Savile en televisión. Recibió todo tipo de amenazas y repudio, la opinión pública consideraba que su aspecto punk y sus letras contestatarias lo hacían poco creíble, quien seguramente mentía era ese músico de aspecto desprolijo, por el contrario, Jimmy Savile tendría que ser la víctima, un señor decente y generoso que estaba siendo difamado. Los años pasaron y Savile murió. Tras su muerte, más de 1000 personas lo denunciaron por abuso sexual, los abusos se habían dado tras bambalinas en la BBC, en los hospitales, en los hogares, Savile había abusado de niñas y niños de todas las edades durante 50 años. ¡Fue una tremenda bofetada general! Se le retiraron todos los honores y condecoraciones, el público finalmente tuvo que admitir que las acusaciones habían sido ciertas, pero ya era tarde: Savile hizo lo que quiso durante toda su vida sin freno, se burló de todos y dejó miles de víctimas sin justicia.

¿Se los puede desenmascarar?

Sí, si no nos callamos, si nos atrevemos a hablar, podremos desenmascararlos. Psicópatas y narcisistas siempre dejan rastros de su accionar, se pisan en sus mentiras, tenemos eso a nuestro favor. Pero el silencio los favorece; como ves, Savile tuvo muchos cómplices que hicieron oídos sordos, y una sociedad que no conocía la existencia de este tipo de desórdenes de personalidad. Nos dirás que todavía hoy la sociedad no conoce sobre este tema. Es cierto, tenemos un camino largo por recorrer, pero la problemática del abuso psicopático y narcisista ya está mucho más instalada en los medios que hace diez años y va a seguir creciendo. Está en nosotros seguir divulgando.

Asimismo, es importante que, desde lo personal, documentemos cada cosa fuera de lugar o sospechosa de quien te genere desconfianza, sea tu colega, pareja o familiar. Guarda sus audios, correos y mensajes; no esperes a que las cosas pasen a mayores, habla con otras personas que puedan estar sintiendo lo mismo, es probable que ellas también tengan dudas. Y si estamos en la otra vereda, si somos nosotros quienes recibimos inquietudes o denuncias contra alguien que conocemos, no descartemos una investigación ni la obstaculicemos. Mantengámonos informados sobre los organismos oficiales, las fiscalías, los juzgados y las ONGs que ayudan a las víctimas de violencia doméstica, empresarial, familiar y escolar, divulguemos, trabajemos como voluntarios, en resumen, no nos quedemos con los brazos cruzados a esperar que las cosas cambien por si solas. Las máscaras, aún las mejores, no duran mucho tiempo si hay personas con los ojos abiertos y dispuestas a colaborar con la verdad.

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Hipervigilancia: el permanente estado de alerta después del abuso

Mi publicación (1)

“No quiero conocer a nadie, estoy bien en soledad”
“A veces pienso que todo lo que me dicen tiene doble sentido, sé que no es así, pero la situación me supera”
“No puedo evitar estar a la defensiva”
“Me cuesta volver a confiar en la gente”
“Mis familiares y amigos están preocupados por mí, dicen que veo todo como una amenaza.”
“Tengo miedo de que me vuelva a pasar lo mismo”
Si algunas de estas frases te dan vueltas en la cabeza es probable que tengas hipervigilancia, una de las manifestaciones del trastorno de estrés postraumático. La hipervigilancia es algo más que prestar atención a las señales de tu entorno, es un estado de alerta extrema que socava tu calidad de vida, te cansa física y mentalmente, e interfiere con tus relaciones.
Los sobrevivientes que tienen hipervigilancia (una abrumadora mayoría) se sienten constantemente en guardia, propensos a una reacción exagerada y mantienen una conciencia intensa de su entorno tratando de prevenir daños o ataques; esto sucede porque la situación abusiva que sufriste fue tan traumática que tu sistema límbico quedó atascado en ese estado de hipersensibilidad ante las posibles agresiones del ambiente.
Tratamiento
El tratamiento de la hipervigilancia puede variar según la causa subyacente. Si todavía estas en una relación con una persona abusiva, el primer paso sería alejarte de esa persona, esté en el hogar o en el trabajo. El contacto cero o mínimo es fundamental.
Una vez removida la amenaza real, lo peor está por empezar. Las primeras semanas experimentarás una mezcla de alivio y dolor insoportable, pero con el pasar de los días, comenzarás a sentir que no puedes confiar en tu entorno, escaneas mentalmente a todas las personas que conoces, buscas señales que los delaten, no quieres pasar de nuevo por lo mismo. Este es el momento en que el tratamiento puede incluir psicoterapia como también, en ocasiones, medicamentos. Algunas opciones son:
Terapia cognitiva conductual: el objetivo de la terapia cognitiva conductual (TCC) es enseñarle, a través de conversaciones con un terapeuta, que no puedes controlar todos los aspectos del mundo que te rodea, pero puedes controlar tu respuesta.
Terapia de exposición gradual: el objetivo de esta terapia es exponerte a lo que desencadena (triggers) tus momentos de máxima alerta para abordarlos desde una perspectiva realista y tomar medidas para mitigar tu respuesta.
Desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular: El objetivo de esta terapia, también conocida como EMDR, es utilizar el movimiento ocular como un medio para redirigirte a los recuerdos traumáticos del pasado a través de las sensaciones del presente. Es una terapia que solo puede hacerla alguien con título universitario habilitante y con un posgrado o especialización en la misma.
Mindfulness (entrenamiento de atención plena): este tipo de práctica apunta a “vivir en el presente” y enfocar tus pensamientos en sensaciones inmediatas en lugar de quedar enganchado en pensamientos recurrentes.
Medicamentos: el TEPT puede tratarse con antidepresivos o ansiolíticos dependiendo de los síntomas que lo acompañan. De más está decir que esto debe evaluarlo un médico.
Cambios en el estilo de vida: descansa lo suficiente, mejora tu higiene de sueño, mantén una dieta saludable y haz actividades que te relajen como el yoga o el tai chi. El ejercicio vigoroso también puede ayudar al estimular la producción de endorfinas, las cuales tienen un impacto inmediato en tu estado de ánimo.
Asimismo, es importante que expliques lo que es la hipervigilancia a tus seres más queridos ya que pueden estar desconcertados, o incluso ofendidos, por alguna reacción tuya. Por ejemplo, tu hermano pone una canción que te recuerda cosas traumáticas y le gritas hasta que apaga la música. Si están alertados, sabrán cómo manejar estas situaciones que, afortunadamente, con el paso del tiempo, serán menos frecuentes hasta desaparecer.
Por último, recuerda que el 96% de la población mundial NO ES ni psicópata ni narcisista, tienes más chances de encontrar buenas personas que malas y, además, aunque no lo veas ahora, tienes muchas más herramientas para detectar a esas personas destructivas en forma casi inmediata y ponerte a resguardo. Superar la hipervigilancia lleva algo de tiempo, pero se logra. Ten confianza en el proceso.

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El cierre de las relaciones con psicópatas o narcisistas

Mi publicación (25)

El poeta estadounidense Charles Bukowski decía que en el amor se dice adiós con dignidad, no podríamos estar más de acuerdo con él; pero este no es el caso si la relación se da con psicópatas o narcisistas. El adiós que tendrás en esta situación será el más indigno y abyecto posible, por lo tanto, altamente doloroso para ti. Las personas con sentimientos y un mínimo de empatía, cuando llegan a la conclusión de que deben terminar una relación, tratarán de hacerlo sin lastimarte, tratarán de darte una explicación de esa decisión. Es más, en muchos casos, esa ruptura se hace de forma tan correcta, que luego del primer período de duelo, los miembros de esa pareja pueden llegar a entablar una relación amistosa cordial. Sin embargo, con psicópatas y narcisistas, esto no ocurrirá, no te quedes esperando un cierre racional o con algo de lógica; cuando no le sirvas de suministro, buscarán la forma más conveniente para ellos/as de descartarte, más aún, usaran ese quiebre abrupto, violento y sin sentido como un aguijón venenoso que irá liberando toxinas tiempo después de la separación. Lo saben, así lo eligen, no es una consecuencia involuntaria de un comportamiento “inmaduro”, es deliberado, planeado.

Pero acá estamos para ayudarte a remover el aguijón antes de que te siga intoxicando por años. Su remoción puede doler un poco, pero mucho más dolerá el continuo veneno de buscar razones a su comportamiento final. Los sobrevivientes tendemos a creer que vamos a encontrar una respuesta, una solución al enigma, la última pieza de un rompecabezas que nos dará algo de paz, un cierre que le de respuestas a un cerebro que evolutivamente está diseñado para buscar sentido y explicaciones. Ese cierre no existe con psicópatas y narcisistas, se robaron las piezas claves de ese rompecabezas. No obstante, producto de la disonancia cognitiva, insistes en repasar mentalmente las últimas horas de la relación, te aseguras de que este comportamiento retorcido debe tener causa. Lamentablemente, la única causa de ese comportamiento abusivo es que son personas que se creen con derecho a explotarte. ¿Necesitas más evidencias? ¿Demostró algo de cuidado en la forma en que te descartó? ¿Todavía crees que puedes explicar esos comportamientos nefastos? Analicemos algunos casos

TIPOS DE DESCARTES

• Estuviste con esa persona por muchos años, los últimos tiempos te dabas cuenta de que te engañaba todo el tiempo, se burlaba de tus dudas, te aseguraba que te amaba, sin embargo, rompió contigo por WhatsApp como si hubieran tenido una relación de una noche. No le molesta, no le importa, es como si todos esos años no hubieran existido.

• El último tiempo te enloqueció más que de costumbre, hacía cosas terribles para que tú te vieras forzada/o a romper la relación y así poder jugar a ser tu víctima. Esta estrategia es similar a la utilizada por algunos empleados que quieren que una empresa los despida e indemnice, para lo cual es necesario hacer todo mal. Y vaya si se esmeran en hacer todo mal cuando quieren que tú asumas el descarte que ya planificó por ti. Y prepárate, no dudes que dirá que tú fuiste cruel al romper.

• De un día para otro desapareció, no dejó rastros, no le importó siquiera que tienen hijos, no conoces su paradero.

• Luego de unas vacaciones en las que te idealizó, te dijo frescamente que conoció a alguien maravilloso, te culpó de descuidar su relación, e inmediatamente. se exhibió con esta persona por las redes. Sí, te llevó hasta el cielo, para que la caída te doliera más.

¿Te parece que esto es empático? ¿Lógico? ¿Digno? Visto de afuera es patético, desde adentro es un dolor desgarrador, en especial si tenemos en cuenta que las víctimas vienen de mucho tiempo de desgaste emocional por triangulación, luz de gas y humillación alternadas con bombardeo amoroso.

¿Y AHORA QUÉ?

Luego del descarte pueden pasar dos cosas: 1) que no vuelva nunca más, especialmente si sabe que en tu interior es lo que deseas, 2) si se entera que estas mejor, que estás feliz lejos de él/ella, es probable que vuelva a intentar reconquistarte. Es lo que se conoce como “hoovering”, un regreso a tu vida, no porque te eche de menos o porque haya recapacitado, es que no soporta que lo/a olvides, se creen dioses.

Si bien es natural que tu cerebro busque un patrón, una explicación coherente, es lo que los cerebros sanos tienden a hacer, desiste de buscar respuestas con narcisistas y psicópatas, no existen. Es difícil asumir que tienen un comportamiento deliberadamente dañino que responde a pulsiones muy destructivas que nuestras mentes empáticas no pueden entender. Lo que tú debes hacer es aceptar esta triste realidad y enfocar, no sin esfuerzo, tus pensamientos en ti, en tu sanación, y en fortalecerte para poder repeler algún intento posterior de reconexión. Cada minuto que dedicas a buscar una respuesta a su descarte o a buscar un cierre, hundes el aguijón un poco más dentro de ti; por el contrario, si sueltas ese anhelo de cierre, habrás sacado ese resto tóxico diseñado para envenenarte a distancia.

Un último consejo, si tienes hijos, recuerda que, si bien el contacto cero es algo que debes defender, tienes derecho a que colabore materialmente con la crianza y existen leyes que garantizan el acceso a ese derecho. No te involucres personalmente, en todos los países hay profesionales legales estatales o de ONGs que te pueden ayudar a reclamar ayuda alimentaria para tus hijos sin exponerte al contacto.

Se fueron, que no vuelvan.

Tu nueva vida comienza ahora.

ShivaShakti 2020

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Nuevos descubrimientos científicos sobre psicopatía y narcisismo

La palabra empatía proviene del término alemán Einfülung que refiere a la habilidad de “sentir al otro desde adentro”. La empatía tiene dos componentes, uno afectivo y otro cognitivo. Esto llevó al neurocientífico Simon Baron-Cohen a determinar, luego de investigaciones que incluyeron el diagnóstico por imágenes, que se puede hablar de una empatía cognitiva, aquella que reconoce a nivel de percepción lo que le sucede a la otra persona; y de una empatía afectiva, aquella que nos hace entrar en resonancia con la situación y los sentimientos del otro. En sus estudios demostró que aquellos que presentan estructuras psicopáticas tienen desarrollada la empatía cognitiva, es por eso que reconocen las motivaciones, los miedos y los anhelos de las personas a las que van a explotar, y por esta misma habilidad, también aprenden a imitar las emociones humanas. Lamentablemente, no tienen desarrollada la empatía afectiva, no entran en resonancia con los sentimientos de los demás, no se pueden poner en su lugar.

Sin embargo, esta falta de empatía emocional, no explicaría por qué hacen año, ya que una cosa es una insensibilidad emocional que, por cierto, es bastante incapacitante a nivel de relaciones humanas, y otra cosa totalmente distinta es gozar con la ruina ajena. Es en este punto donde otros investigadores como el psicólogo Paul Ekman, y la psicóloga Nancy Eisenberg, se concentraron estudiando si la empatía es una condición sine qua non de la compasión. Tener la habilidad de empatizar con el otro, de entrar en resonancia afectivamente, puede claramente estimular el amor, la compasión y el altruismo; pero no siempre. El psicólogo Daniel Batson demostró con su modelo de múltiples empatías que no siempre la empatía afectiva lleva a las buenas acciones, él llama “distrés empático” a la empatía afectiva que hace que una persona, por sentirse abrumada de sentimientos, se paralice, y lejos de ayudar, decida retirarse de una situación en la que podría colaborar debido a la intensidad de sus sentimientos empáticos; por el contrario, un individuo con lo que este científico llama “empatía que solo reconoce los estados internos de una persona” (la cognitiva) podría mantener la sangre fría en una emergencia y salvar la vida de muchas personas. ¿Confuso? Pues sí, pero buscamos entender, buscamos evidencias reales de lo que sucede en el cerebro de narcisistas y psicópatas, y las respuestas simples, no siempre son exactas o reales. Sigamos entonces.

Quien vino a echar luz sobre esta aparente paradoja es la neurocientífica Tania Singer, Directora del Instituto Max Planck de Neurociencias y Cognición Humana de Leipzig, quien demostró a través del estudio de cuidados experimentos que no vamos a detallar acá por su longitud, pero que puedes buscar en internet, que las áreas cerebrales y las vías neuronales que intervienen en los actos altruistas, compasivos, benevolentes, son totalmente independientes de las áreas cerebrales en las que se da el fenómeno empático, sea el cognitivo o el afectivo. Es decir, si bien psicópatas y narcisistas deberían hacer un esfuerzo extra para hacer el bien a una persona porque “no lo sienten desde adentro”, son plenamente capaces de entender lo que esa persona necesita, y podrían elegir ayudarla, estas áreas que intervienen en las buenas acciones no parecerían estar dañadas en psicópatas y narcisistas. Más aún, estas áreas que impulsan la respuesta altruista son áreas de mucha plasticidad que pueden ser entrenadas, de hecho, esta investigadora está involucrada en un proyecto llamado ReSource que intenta desarrollar facultades cognitivas y socio afectivas para fomentar el comportamiento prosocial y la compasión.

Tal vez el problema más grande de psicópatas y narcisistas no resida tanto en la falta de empatía sino en la incapacidad de sentir amor, entendido a nivel biológico como la interacción de ciertas áreas del cerebro que incluyen aquellas ligadas a la empatía, al amor paternal/maternal y a los refuerzos positivos con un polipéptido llamado oxitocina que es conocido como la molécula de los lazos afectivos (se secreta durante la lactancia, también con una buena charla, con las caricias). Lamentablemente, psicópatas y narcisista secretan muy poca oxitocina, tienen muy bajos niveles de esta molécula. La Doctora en Neurobiología Sue Carter se ha dedicado al estudio de este neuropéptido, y junto con su equipo descubrieron que los topos de pradera, que son monógamos y cuidan cariñosamente de sus crías, tienen una buena concentración de oxitocina en sus organismos, mientras que los topos de montaña, que no son monógamos y no crean lazos con sus crías, no tienen un buen nivel de esta molécula. Asimismo, cuando el equipo de esta investigadora incrementó artificialmente los niveles de oxitocina de los topos de montaña, estos se volvieron buenos cuidadores de sus crías y desarrollaron vínculos monógamos. El Doctor Kent Kiehl, uno de los científicos más importantes en el área de psicopatía, tiene esperanzas de que con ciertas terapias que se han desarrollado específicamente para el tratamiento de desórdenes del tipo B, y con la inhalación de oxitocina sintética, muchos psicópatas, aun los que están presos, puedan lograr un nivel de rehabilitación aceptable. Él lleva adelante un programa en cárceles que ha evitado la reincidencia de presos que fueron diagnosticados como psicópatas. Puedes buscar más sobre este programa en la página del Doctor Kiehl.

A menudo escuchamos que “no están enfermos” que es “solo una forma de ser”, que es un desorden (un conjunto de síntomas que pueden o no variar con el tiempo que no tienen por qué estar ligados con patologías subyacentes. Es decir, algunos síndromes pueden ser la manifestación de una enfermedad, pero otros no, ya que sus causas pueden ser tanto biológicas como sociales), que es un trastorno (en términos genéricos, por trastorno puede entenderse simplemente una alteración del estado de salud normal debido o no a una enfermedad. El ámbito en el que es más frecuente hablar de trastornos es del de la salud mental. Un trastorno mental suele ser entendido como un cambio desadaptativo y, por tanto, problemático que afecta a los procesos mentales). La ciencia parecería apuntar a que no es una mera forma de ser ya que hay áreas del cerebro muy comprometidas, por lo tanto, tampoco sería un desorden, la mayoría de los grandes investigadores lo consideran un trastorno, pero esto no convierte a aquellos diagnosticados como narcisistas o psicópatas en esclavos de su biología, puesto que si las áreas del cerebro que dirigen las acciones, que deciden lo que está bien y lo que está mal, están conservadas, más aun, pueden ser trabajadas y mejoradas, entonces sí hay una elección personal, son responsables absolutos de decidir hacer daño, aún con sus deficiencias biológico-afectivas.

La ciencia está haciendo esfuerzos titánicos para encontrar soluciones tanto para las personas que presentan estos comportamientos destructivos como para los que sufrieron su abuso. Los científicos no se quedan con meras hipótesis que nos pueden brindar falsas certezas, falsas tranquilidades, buscan evidencias tangibles y pruebas irrefutables, de lo contrario nunca llegaremos a un verdadero conocimiento sobre este tema. Nosotros, como sobrevivientes, debemos mantenernos abiertos y actualizados; cuanto más sepamos y difundamos, sin aferrarnos a una única idea, mejor podremos ayudar a prevenir y a controlar futuros daños.

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¿Es realmente triangulación? ¿Es abuso?

Muchas personas nos preguntan: ¿cómo me doy cuenta que me están triangulando? Puede parecer extraño, pero no lo es. Las víctimas que todavía no logran ver en la nube de abuso que están viviendo, ya no saben qué es realidad y qué es ficción. Veamos entonces algunas características de este mecanismo de tortura psicológica:

• La triangulación no significa necesariamente infidelidad y no ocurre solo en relaciones románticas. Esta técnica también la emplean los progenitores psicópatas con sus hijos cuando eligen a uno como preferido para compararlo constantemente con los demás así los más “rebeldes”, quienes ven con más claridad la dinámica perversa familiar, deseosos de volver a tener el “cariño” de su padre o madre (después de todo son niños y necesitan de ese vínculo), se amoldan y se someten. También nos triangulan jefes cuando van variando las alianzas con sus empleados para que todos compitan contra todos, o los políticos cuando instalan temas controvertidos adrede para dividir a la población, así, mientras los ciudadanos se pelean entre sí, los políticos en cuestión se dedican a actividades de su interés que “deben” pasar desapercibidas.

• La triangulación es manifiesta. ¿Qué quiere decir esto? En las relaciones románticas, una persona que no cree en la monogamia, te lo dice desde el comienzo, y tú decides si te interesa ese tipo de relación. Si, por el contrario, una persona cree en la monogamia, pero por equis motivos te fue infiel, sabiendo que eso te devastaría tratará desesperadamente de que no te enteres. Pues bien, un/a psicópata quiere que te enteres en forma parcial, para luego negártelo. Suelen dejar abierto el chat para que tú leas una conversación subida de tono, e inmediatamente te dirá, en tono dulce, que son bromas de colegas; o se va a Paris por trabajo, cena a solas con un/a cliente atractivo, y por supuesto te lo cuenta, no por honestidad, ya que si no pasara nada con ese/a cliente no tendría por qué contarte, y tú jamás te habrías enterado porque estaba muy lejos. ¿Qué pasa entonces? Te desesperas, le preguntas qué paso, te dice, sin mucha seguridad, que no pasó nada, pero recalca que es una persona encantadora, no entiendes si lo que escuchas es “sí” o es “no”, te angustias, te acusa de estar haciendo una escena, te reprocha que siempre desconfías, tú terminas pidiéndole perdón. Ha conseguido una victoria más.

• La triangulación logra que quienes son triangulados (tú, y las otras partes también) se esfuercen en dar lo mejor de sí a la/el psicópata. Si eres empleado, crees que el verdadero enemigo es tu colega, y tu colega piensa lo mismo de ti. Compiten para entregar el mejor proyecto, y cuando lo hacen, el/la psicópata toma las mejores ideas de ambos, arma su propio proyecto, y se queda con el crédito, y ni pienses en denunciarlo, ya que ha reclutado a nuevos triangulados, que no creerán tu versión de los hechos. Si eres su pareja, vives entre fantasmas de otras personas, que no estás imaginando, están, siempre están. Los/as psicópatas siempre tienen plan B/C/D…Z, y son más que planes, son hechos. Obviamente, en ese estado de duda constante, tu salud se deteriora, pierdes tu autoestima, y vives para complacer a tu pareja tratando de volver a la etapa del bombardeo amoroso. Si eres su hijo/a, querrás demostrarle que vales, que eres inteligente, que eres buena persona, porque toda tu vida te comparó con alguien más, muchas veces tu hermano/a, lo cual no solo es doloroso, sino que hace más difícil que puedan unir fuerzas contra tu progenitor/a.

Resumiendo, que una vez tu pareja te diga que se cruzó en la calle con alguien de su pasado, o que tu madre ocasionalmente te compare con tu prima diciéndote que ella aprendió a tejer y que tú podrías hacer lo mismo, no implican triangulación, son comentarios inoportunos, en especial si no son recurrentes. La triangulación es constante, deliberada y expuesta, pero finge ser ingenua, busca que muerdas la carnada, sufras, y si reaccionas con celos aún mejor, así el/la psicópata comienza a fabricar una imagen tuya de “posesivo/a” con la que te calumniará cuando te descarte. Si sospechas que te están triangulando, no actúes, no entres en el juego, solo observa, y dedícate a planear tu salida de esa relación, esa familia, ese grupo de amigos o ese trabajo. LA TRIANGULACIÓN ES ABUSO.

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El refuerzo intermitente en las relaciones con psicópatas y narcisistas

¿Te sorprendió con una escapada de fin de semana después de varios días de castigo del silencio? ¿Te contó algo triste que le sucedió tras semanas de desvalorización? ¿Te dio un regalo costoso después de una rabieta explosiva o mostró preocupación tras horas de críticas? ¿Qué tienen todas estas acciones en común? En el contexto de una relación abusiva, son demostraciones de refuerzo intermitente, una táctica de manipulación peligrosa que se utiliza para mantener a la víctima pendiente de la aprobación y el “cariño” de la persona abusiva.

En 1956 psicólogo B.F. Skinner descubrió que el comportamiento de los mamíferos se veía influido por recompensas o castigos, pero que existía una forma específica de otorgar recompensas que podía hacer que esa conducta persistiera en el tiempo: el refuerzo intermitente, un programa de recompensas que no son previsibles, sino azarosas. Descubrió que las ratas de su laboratorio presionaban una palanca con alimento de manera más constante cuando no sabían si vendría el alimento como premio. En términos más simples, cuando sabemos que nos espera una recompensa luego de llevar a cabo una determinada acción, tendemos a trabajar menos duro por ella. Sin embargo, cuando el momento de la recompensa o la certeza de que lo obtendremos es impredecible, tendemos a repetir ese comportamiento con más entusiasmo, con la esperanza de obtener un buen resultado final. Este mismo fenómeno se observa claramente en el comportamiento en los jugadores compulsivos de todo tipo de juegos (tragamonedas, videojuegos) y es el mismo principio que aplican Facebook o Twitter, cuando no siempre muestran nuestras publicaciones, y de esa manera, al no obtener los “likes” de tus amigos de forma previsible, te mantienes subiendo material, lo cual es el negocio de estas empresas. El refuerzo intermitente también lo aplican hombres y mujeres de negocios como forma de mantener en ascuas a sus empleados para que rindan más. Lo que estas empresas y empresarios saben es que nuestro cuerpo libera mucha más dopamina cuando la recompensa es impredecible que cuando es segura. La dopamina es un neurotransmisor que además de intervenir en las funciones motoras de nuestro organismo, también nos da placer, de hecho, su falta, puede traer como consecuencia depresión y ansiedad, entre otros problemas de salud.En una relación con un narcisista o psicópata integrado el refuerzo intermitente, esta liberación masiva de dopamina, se alterna con castigos como el silencio, el desprecio, las críticas, la triangulación y el gaslighting (o luz de gas). Estos castigos hacen que tu cuerpo produzca adrenalina, noradrenalina y cortisol, las sustancias involucradas en la respuesta cuando estás en peligro y bajo estrés que si bien son necesarias cuando tienes que lidiar con una amenaza real, cuando permanecen en tu cuerpo por mucho tiempo, como cuando sufres abuso prolongado, no solo te hacen sentir emocionalmente cada vez peor sino que tu cuerpo comienza a tener todo tipo de síntomas de otras afecciones, por lo tanto, tu cerebro comienza a necesitar con desesperación la dopamina que el refuerzo intermitente de esa persona abusiva te da, en un intento de sobrevivir. Esta alternancia de ciclos de luna de miel y maltrato explica el por qué trabajamos más duro para mantener esa relación: deseamos desesperadamente volver a la fase de idealización que la persona abusadora nos procuró al comienzo de la relación para aliviar el mismo malestar que nos produce en la fase de devaluación.
Asimismo, los actos esporádicos de amabilidad de la persona abusiva no solo nos suben la dopamina, sino que nos hacen desconfiar de nuestros propios instintos acerca de la verdadera cara siniestra que muestran durante los momentos de maltrato. Al dar afecto, lástima o aliento de vez en cuando, ese comportamiento positivo esporádico se amplifica ante los ojos de sus víctimas que vuelven a confiar, y a tener esperanzas de que la persona abusiva pueda cambiar. Sin embargo, para todos los especialistas en el tema, está claro que éstas son estratagemas para seguir abusando, no son signos de redención. Estos períodos intermitentes de bondad están integrados en el ciclo de abuso como una forma manipular a las víctimas (hijos, cónyuges, empleados) para que permanezcan como suministro de sus caprichos. Recuerda que las personas abusivas pueden dañarte deliberadamente para luego venir a tu rescate y quedar como héroes o heroínas ante el mundo.

Por último, el refuerzo intermitente se usa para fortalecer lo que se conoce como vínculo traumático, un vínculo creado por la experiencia emocional intensa de la víctima que lucha por sobrevivir buscando erróneamente la validación del abusador. Los vínculos por trauma mantienen a las víctimas atadas a sus abusadores incluso durante actos de violencia psicológica o física, porque la víctima está disminuida, aislada y programada para confiar en el abusador a través del refuerzo intermitente, del lavado de cerebro y la luz de gas. Las víctimas fueron condicionadas a buscar en esas personas abusivas la medicina para el veneno que les inocularon sin que lo detectaran.

Para romper el vínculo traumático, es esencial que la víctima de abuso busque apoyo y obtenga un espacio seguro lejos de la persona abusiva, ya sea con contacto cero o con contacto mínimo en los casos en que existan hijos en común o un trabajo que momentáneamente no se pueda abandonar. La forma más poderosa de curarse de la incertidumbre creada a partir del refuerzo intermitente es comprender de una vez por todas que estamos tratando con una persona narcisista o psicópata, y que todavía hay mucho desconocimiento sobre el tema. Los sobrevivientes necesitan trabajar con un profesional que sepa sobre vínculos traumáticos con personalidades abusivas, que los ayude fehacientemente a reconocer el abuso, que les dé permiso para sentir la ira y la indignación que callaron por años, que les ayude a canalizar estas emociones tan fuertes, y que les recuerden que deben permanecer lejos de quienes gozaron con su abuso.

Autores: ShivaShakti

Carta a otros suministros

 

¿Lo has hecho? ¿Lo harías? ¿Sirve de algo advertir? ¿Has escrito el correo y luego lo borraste? Es una opción personal, lamentablemente, no tenemos la respuesta para esto.

Hola

No te voy a decir quien soy porque da lo mismo, porque ante los ojos de la persona con la que ahora crees haber encontrado EL AMOR , todos somos los mismos tontos a los que engañar, nadie vale nada. Ya sé que a esta altura pensarás que no estoy bien de la cabeza o que es otra carta envidiosa de tu gran historia de amor. No es así. Yo estuve ahí, sé quién es, qué hace, cómo juega con los que estuvo hasta rompernos. Estás en la etapa en la que todo lo que haces es fantástico, tienen mucho sexo, en todos lados, se ríe de tus bromas, te dice lo inteligente que eres, y por sobretodo te agradece que no seas como sus ex parejas, todas maníacas o bipolares. Eso es lo que te habrá hecho pensar de mí.. No me creerás entonces que está con otras personas. Lo sé, las conozco. Me las nombraba todo el tiempo, me decía que le coqueteaban, pero nada más. Pero te aseguro que fue mucho más que un coqueteo. Hice algo que no está bien pero necesitaba saber: vulneré la contraseña y entré a su ordenador. Pude comprobar que estaba en miles de sitios de citas, que tenía sexo y ciber sexo con muchas de las personas de sus perfiles, y guardaba mucha pornografía. No es lo que te vendió ¿Verdad?

Me costó mucho partir a pesar de tener semejante evidencia. ¿Sabes por qué? Porque esta relación me vació de auto-estima, me hizo dudar de todo, me hizo estar pendiente de su fingida valoración y atención. Pensarás que soy una persona débil y dependiente. No es así. He viajado mucho, tengo dos títulos universitarios, un buen ingreso, una familia bastante normal y buenos amigos. Sin embargo, luego de la etapa en la que me hizo creer que me amaba con locura y yo me sentía en el cielo, comenzó a molestarse por pequeñas cosas mías, se enojaba y me criticaba mucho, siempre en privado, en público se cuidaba de no hacerlo. No entendía por qué dejaba de hablarme por cosas tan triviales. Yo había tenido otras relaciones antes y jamás me había pasado algo así. Me esforcé por estar a “su altura”, traté de no enfadarle. Las cosas volvían a un curso normal por unos días pero luego me volvía a culpar de algo, sobretodo cuando le preguntaba sobre su obsesivo comportamiento con el teléfono, o sus escapadas nocturnas al ordenador. Me decía que era trabajo o insomnio. Y le creía. ¿Sabes por qué? Porque en ese momento no podía siquiera concebir que hubiera personas sin consciencia, ni remordimientos, yo debía ser la “persona patológica” que desconfiaba de todo. Así fui perdiendo mi valor y le permití cualquier cosa. Ante sus hijos era muy dominante, hasta te diría cruel, no les permitía nada, sin embargo, en casa gastaba dinero en ropa muy cara, bebida en abundancia, y aunque me decía que no, tenía un problema con la cocaína. Yo racionalizaba su comportamiento egoísta diciéndome que el día que asumiera que tenía una adicción se iba a recuperar y ser una persona capaz de amar. Me sentía en la obligación de comprender.

Sin embargo, por más que me esforzaba, nada cambió. Sospechaba que me engañaba sobre muchas cosas, no solo en lo sexual, aunque ese tema se estaba poniendo extremo. Quería probar cosas nuevas, sadomasoquismo, vídeos de orgías. Mi límite llegó cuando quiso que hiciéramos un intercambio swinger. Le dije que no, que yo quería una pareja monógama, que era lo que se había planteado en el principio de la relación. No me habló por un mes y durante esos treinta días llegó invariablemente a altas horas de la noche. Sorpresivamente, un día, me pidió perdón, me dijo que le gustaba mucho el sexo pero que me iba a respetar y ser fiel. Me sentí mejor, pero había algo en su mirada que no me tranquilizó, vi un abismo negro en sus ojos. Dos días más tarde me comentó que quería comenzar un negocio y que necesitaba dinero. Obviamente, yo debía prestarle. Por primera vez en dos años reaccioné, le recriminé a los gritos que me estaba usando. En minutos dio vuelta la situación y me convertí en “una persona egoísta, materialista y violenta”.  Al día siguiente conseguí que alguien me ayudara a sacar la clave de su ordenador y así fue como vi tus correos y los de muchas otras personas.

Luego de un mes de absoluto dolor y charlas interminables con amigos que me creyeron cuando vieron las fotografías que tomé de la pantalla (sé que otros no tienen esa suerte porque ni sus amigos creen que sus parejas puedan llegar a ser así de monstruosos), me fui a casa de mi hermana. Primero se enojó, me dijo cosas horribles por teléfono, pateó la puerta de la casa para que abriéramos, habló mal de mí a todos nuestros conocidos y me amenazó. Luego, como si nada, cambió de actitud, dejó de hablarme para siempre y te escogió a ti para exhibirte como su nueva pareja en los lugares que frecuentábamos como así también en las redes sociales. No, no lo cambiarás porque eres especial. Nadie logra cambiar a alguien que se cree por encima del resto de la humanidad. Solo te has convertido en el suministro que le viene bien en este momento. Necesita alguien oficial para lastimarme a mí, dar a su vida un aire de normalidad y al mismo tiempo triangular a las otras personas con las que mantiene relaciones. Sé que eres una buena persona, tus amigos dicen que quieres establecerte, formar una familia, por favor, no le creas, aléjate antes de que te sumerja en el infierno. No sabes lo que duele esto. Estoy en terapia, y me dicen que con el tiempo todo pasará, que voy a estar mejor. Pero por el momento, no puedo dejar de pensar en que todo fue una burla miserable de principio a fin, que se rió de mí, se reirá de ti y de todos. Deseo que puedas ver la verdad, deseo que puedas seguir con tu vida, pero temo que no me vas a creer. Es una pena que tú también tengas que pasar por esto.

Por favor, cuídate mucho.

El fin de psicópatas y narcisistas es vulnerar todos tus límites

Luego de la fase de bombardeo amoroso y de imitación en espejo, la acción del perverso narcisista sobre su víctima consistirá esencialmente en inhibir y controlar su pensamiento. Esta es la fase en la que alternará abuso encubierto (gaslighting, mentiras, tratamiento del silencio, críticas) con vueltas a la etapa de luna de miel. En la fase siguiente (la de descarte, sea sutil y lenta, o rápida y agresiva), le provocará sentimientos, actos y reacciones mediante mecanismos de provocación).

Si la víctima tiene suficientes defensas como para jugar al juego del sociópata impone una lucha perversa que sólo se terminará con la rendición de la víctima ya que es mentalmente extenuante. Es por eso que lo que se recomienda es cortar todo vínculo con ellos de forma inmediata y definitiva.

El perverso intenta que su víctima actúe contra él para poder acusarla de «malvada». Lo importante para él es que la víctima parezca responsable de lo que le ocurre. El agresor utiliza una debilidad de su víctima —una tendencia depresiva, histérica o enferma— para caricaturizarla y conseguir que ella misma se desacredite. Hacer caer al otro en el error permite criticarlo o rebajarlo, pero, sobre todo, se le proporciona una mala imagen de sí mismo y se refuerza su culpabilidad.

Cuando la víctima no controla suficientemente la situación, basta con cargar las tintas en la provocación y el desprecio para obtener una reacción que luego se le podrá reprochar. Por ejemplo, si su reacción es la ira, se procura que todo el mundo se dé cuenta de ese comportamiento agresivo, de tal modo que hasta a un espectador exterior se le pueda ocurrir llamar a la policía. Los perversos llegan incluso a incitar al otro al suicidio: «Pobrecita mía, no tienes nada que esperar de la vida, no entiendo cómo no has saltado todavía por la ventana». Después, al agresor no le cuesta nada presentarse como una víctima de una enferma mental.

Frente a alguien que lo paraliza todo, la víctima se siente acorralada y en la obligación de actuar. Pero, obstaculizada por el dominio al que está sometida, sólo puede hacerlo mediante un arranque violento en busca de su libertad. Un observador externo considerará como patológica cualquier acción impulsiva, sobre todo si es violenta. El que responde a la provocación aparece como el responsable de la crisis. Para el perverso, es culpable, y para los observadores externos, parece que sea el agresor. Lo que éstos no ven es que la víctima se encuentra acorralada en una posición en la que ya no puede respetar un modus vivendi que para ella es una trampa. Tropieza con un doble obstáculo y, haga lo que haga, no puede salirse con la suya. Si reacciona, aparece como la generadora del conflicto. Si no reacciona, permite que la destrucción mortífera continúe.

El perverso narcisista obtiene tanto más placer al atacar la debilidad de su víctima, o al desencadenar su violencia, cuanto que esto la conduce a autocondenarse y a no sentirse orgullosa de sí misma. A partir de una reacción puntual, se la etiqueta de alcohólica o de suicida. La víctima se siente desarmada e intenta justificarse como si fuera realmente culpable. El placer del perverso es doble: primero, cuando engaña o humilla a su víctima; y luego, cuando evoca delante de ella la humillación. La víctima, entonces, vuelve a caer en la trampa, mientras que el perverso narcisista aprovecha de nuevo la situación, preocupándose, sin confesarlo, de presentarse otra vez como víctima.

Puesto que no se ha llegado a decir nada y no se ha realizado tampoco ningún reproche, no es posible presentar ninguna justificación. Con el fin de encontrar una salida de esta situación imposible, la víctima puede caer en la tentación de comunicarse, ella también, mediante manipulaciones y guardando silencio sobre algunas cosas. La relación se vuelve entonces equívoca: ¿quién es el agresor y quién el agredido? Para el perverso, lo ideal es que se acabe identificando a su víctima como «malvada», de tal modo que esa malignidad se convierta en algo normal, que todo el mundo asume. El perverso intenta inyectar su propia maldad en su víctima. Corromper es su objetivo supremo. Y alcanza su máximo placer cuando consigue que su víctima se vuelva también destructora, o cuando logra que varios individuos se aniquilen entre sí.

Todos los perversos, ya sean psicópatas o narcisistas, intentan atraer a los demás hacia su propio registro para luego conducirlos a pervertir las reglas. Su fuerza de destrucción depende en gran medida de la propaganda que difunden para mostrar a los demás hasta qué punto su víctima es «malvada» y por qué resulta, por lo tanto, razonable llamarle la atención. A veces lo logran, y consiguen asimismo la colaboración de aliados a los que también manipulan mediante un discurso que se basa en la burla y en el desprecio de los valores morales.

Para un perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro de la violencia. Por lo tanto, ésta es la única manera de atajar la propagación del proceso perverso.

Hay que llegar a la convicción de que es posible salir, que las heridas pueden quedar perfectamente restañadas. Una herida no es un destino. Y luego hay que caminar en la dirección adecuada.

Para que el maltrato acabe no basta con la interrupción de todo contacto, hace falta luego superar sus devastadores efectos como son la destrucción de la reputación y sus contactos para herirnos. Para superar la disonancia cognitiva y el dolor post abuso es preciso recuperar la confianza en sí mismo y salir en busca de personas sanas en las que podamos confiar. No es fácil, ciertamente. Pero es posible. Estas personas existen. En palabras de Boris Cyrulnik uno de los mayores expertos en recuperación de situaciones traumáticas: “Hay personas y asociaciones que desempeñan esta hermosa y tremenda tarea de curación, de salvamento físico y psicológico, de renacimiento moral. Hay personas y organizaciones que dedican su vida a tender la mano a quienes están en un profundo foso de dolor y de humillación. Llegan a ellos para hacerles vivir el poder de dar y recibir, de cuidar y ser cuidados”.