El cierre de las relaciones con psicópatas o narcisistas

Mi publicación (25)

El poeta estadounidense Charles Bukowski decía que en el amor se dice adiós con dignidad, no podríamos estar más de acuerdo con él; pero este no es el caso si la relación se da con psicópatas o narcisistas. El adiós que tendrás en esta situación será el más indigno y abyecto posible, por lo tanto, altamente doloroso para ti. Las personas con sentimientos y un mínimo de empatía, cuando llegan a la conclusión de que deben terminar una relación, tratarán de hacerlo sin lastimarte, tratarán de darte una explicación de esa decisión. Es más, en muchos casos, esa ruptura se hace de forma tan correcta, que luego del primer período de duelo, los miembros de esa pareja pueden llegar a entablar una relación amistosa cordial. Sin embargo, con psicópatas y narcisistas, esto no ocurrirá, no te quedes esperando un cierre racional o con algo de lógica; cuando no le sirvas de suministro, buscarán la forma más conveniente para ellos/as de descartarte, más aún, usaran ese quiebre abrupto, violento y sin sentido como un aguijón venenoso que irá liberando toxinas tiempo después de la separación. Lo saben, así lo eligen, no es una consecuencia involuntaria de un comportamiento “inmaduro”, es deliberado, planeado.

Pero acá estamos para ayudarte a remover el aguijón antes de que te siga intoxicando por años. Su remoción puede doler un poco, pero mucho más dolerá el continuo veneno de buscar razones a su comportamiento final. Los sobrevivientes tendemos a creer que vamos a encontrar una respuesta, una solución al enigma, la última pieza de un rompecabezas que nos dará algo de paz, un cierre que le de respuestas a un cerebro que evolutivamente está diseñado para buscar sentido y explicaciones. Ese cierre no existe con psicópatas y narcisistas, se robaron las piezas claves de ese rompecabezas. No obstante, producto de la disonancia cognitiva, insistes en repasar mentalmente las últimas horas de la relación, te aseguras de que este comportamiento retorcido debe tener causa. Lamentablemente, la única causa de ese comportamiento abusivo es que son personas que se creen con derecho a explotarte. ¿Necesitas más evidencias? ¿Demostró algo de cuidado en la forma en que te descartó? ¿Todavía crees que puedes explicar esos comportamientos nefastos? Analicemos algunos casos

TIPOS DE DESCARTES

• Estuviste con esa persona por muchos años, los últimos tiempos te dabas cuenta de que te engañaba todo el tiempo, se burlaba de tus dudas, te aseguraba que te amaba, sin embargo, rompió contigo por WhatsApp como si hubieran tenido una relación de una noche. No le molesta, no le importa, es como si todos esos años no hubieran existido.

• El último tiempo te enloqueció más que de costumbre, hacía cosas terribles para que tú te vieras forzada/o a romper la relación y así poder jugar a ser tu víctima. Esta estrategia es similar a la utilizada por algunos empleados que quieren que una empresa los despida e indemnice, para lo cual es necesario hacer todo mal. Y vaya si se esmeran en hacer todo mal cuando quieren que tú asumas el descarte que ya planificó por ti. Y prepárate, no dudes que dirá que tú fuiste cruel al romper.

• De un día para otro desapareció, no dejó rastros, no le importó siquiera que tienen hijos, no conoces su paradero.

• Luego de unas vacaciones en las que te idealizó, te dijo frescamente que conoció a alguien maravilloso, te culpó de descuidar su relación, e inmediatamente. se exhibió con esta persona por las redes. Sí, te llevó hasta el cielo, para que la caída te doliera más.

¿Te parece que esto es empático? ¿Lógico? ¿Digno? Visto de afuera es patético, desde adentro es un dolor desgarrador, en especial si tenemos en cuenta que las víctimas vienen de mucho tiempo de desgaste emocional por triangulación, luz de gas y humillación alternadas con bombardeo amoroso.

¿Y AHORA QUÉ?

Luego del descarte pueden pasar dos cosas: 1) que no vuelva nunca más, especialmente si sabe que en tu interior es lo que deseas, 2) si se entera que estas mejor, que estás feliz lejos de él/ella, es probable que vuelva a intentar reconquistarte. Es lo que se conoce como “hoovering”, un regreso a tu vida, no porque te eche de menos o porque haya recapacitado, es que no soporta que lo/a olvides, se creen dioses.

Si bien es natural que tu cerebro busque un patrón, una explicación coherente, es lo que los cerebros sanos tienden a hacer, desiste de buscar respuestas con narcisistas y psicópatas, no existen. Es difícil asumir que tienen un comportamiento deliberadamente dañino que responde a pulsiones muy destructivas que nuestras mentes empáticas no pueden entender. Lo que tú debes hacer es aceptar esta triste realidad y enfocar, no sin esfuerzo, tus pensamientos en ti, en tu sanación, y en fortalecerte para poder repeler algún intento posterior de reconexión. Cada minuto que dedicas a buscar una respuesta a su descarte o a buscar un cierre, hundes el aguijón un poco más dentro de ti; por el contrario, si sueltas ese anhelo de cierre, habrás sacado ese resto tóxico diseñado para envenenarte a distancia.

Un último consejo, si tienes hijos, recuerda que, si bien el contacto cero es algo que debes defender, tienes derecho a que colabore materialmente con la crianza y existen leyes que garantizan el acceso a ese derecho. No te involucres personalmente, en todos los países hay profesionales legales estatales o de ONGs que te pueden ayudar a reclamar ayuda alimentaria para tus hijos sin exponerte al contacto.

Se fueron, que no vuelvan.

Tu nueva vida comienza ahora.

ShivaShakti 2020

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La relación de psicópatas y narcisistas con el dinero ajeno

 

Mi publicación (13)-Yo dejé el dinero en el bolso azul, y tú lo sabías porque te dije. ¿Lo tomaste sin preguntarme?

-No lo tomé, sabes que siempre actúo de frente, te lo hubiera pedido, el tema es que tú te olvidas de todo últimamente, en realidad no me dijiste que estaba ahí, además tú le vives prestando tus bolsos a tu prima, tal vez tenga ella el dinero, a mí no me gusta cómo actúa tu prima, es una persona muy interesada. Tú desconfías siempre de mí, yo que estoy siempre a tu lado, que te quiero tanto. Voy a salir, me has hecho daño.

 
¿Reconoces este diálogo? Probablemente sí. En una misma contestación está tratando de que dudes de tu cordura (gaslighting), se desliga de su responsabilidad culpando a tu prima (proyección de culpa), la calumnia para aislarte de ella (campaña de difamación), se pone en víctima y te castiga yéndose de fiesta, y si en esa salida conoce a alguien, afirmará que fue por el dolor que le causó tu desconfianza, es decir, también te culpará a ti de su infidelidad. ¿Y TU dinero? Pues fue claramente tu pareja quien lo tomó, pero logró que esa cuestión pasara a un segundo plano confundiéndote, abrumándote.

Todos los psicópatas y narcisistas, de una manera u otra, explotan a los demás, esto es una ley irrefutable, por algo se los compara a vampiros o a parásitos. En el caso de que provenga de una familia adinerada, tal vez se dedique a negocios de riesgo, en los cuales dañará con artilugios, legales o no, a sus competidores, y no andará revolviendo tu bolso en busca de dinero. Pero no todos nacieron en cuna de oro, ni son excepcionalmente inteligentes como para convertirse en exitosos hombres o mujeres de negocios (en otro artículo de este blog demostramos que la mayoría de psicópatas y narcisistas no tienen una inteligencia superior, esto es un mito, consiguen salirse con la suya solamente por su falta de escrúpulos). Entonces, si ese/a psicópata no tiene dinero ni ideas para negocios brillantes, y además muchos/as son holgazanes, eso se observa en varios estudios clínicos, lo más probable es que vivan de sus familias, de sus amigos, de sus parejas y de cualquier incauto que se cruce en su camino. A continuación, te ofrecemos cuatro relatos, uno lamentablemente cercano, para que abras los ojos, o para que ayudes a abrir los ojos a esa persona que tanto te preocupa. Cerraremos luego con consejos prácticos para protegerte financieramente.

Carmen era la mujer de un empresario influyente que comenzó siendo un contador de pueblo pero que, gracias a sus lazos con la política, logró montar varias empresas constructoras que siempre “ganaban las licitaciones de obras públicas”. Tenían dos hijos a los que su marido no prestaba mucha atención, solo se interesaba por sus logros académicos o deportivos para alardear de ellos en las reuniones sociales. Su marido era muy exigente con ella, le pedía que puliera sus modales, que se instruyera, que se sometiese a tratamientos de estética, la comparaba con las mujeres de la clase social en la que ahora se movían. Carmen sufría, hablaba de lo triste y sola que se sentía, pero sus amigas le decían que se quejaba de gusto, que su marido la tenía como a una reina. En ocasiones, Carmen firmaba papeles que su marido aseguraba eran para ella y para sus hijos por si a él le pasaba algo, Carmen los leía muy por encima, no lograba enfocar, estaba siempre en un estado de niebla, nada era lo que parecía ser, y no sabía cómo explicarlo. Un día hubo un cambio de gobierno, su marido ya no tenía tantos contactos dentro de esta nueva administración. En paralelo, un ex empleado denunció las maniobras fraudulentas a las que recurría la empresa para las adjudicaciones y dos mujeres lo acusaron por acoso sexual. Carmen, en lo más bajo de su vida anímica, quedó en medio de una investigación judicial, porque ella era, según los papeles, directora de varias empresas off-shore. Afortunadamente, luego de un penoso proceso, quedó sobreseída. Vive en un pequeño departamento en un barrio simple. Su ahora ex marido enfrenta una condena de cinco años de prisión. Fue una psicóloga judicial la que le nombró por primera vez la palabra “psicópata integrado”, a partir de entonces, no dejó de buscar justicia y de rearmar su familia en un entorno más saludable.

Gisela era peluquera, tenía su propio salón, le iba bien, sus clientas la adoraban. Un día conoció a Ricardo, un actor que trabaja como extra, pero que todavía no había conseguido ningún gran papel. Gisela nunca se había sentido así antes, Ricardo era ingenioso, conocedor de todo, era apasionado, se sentía en las nubes cuando estaba con él. Ricardo fue a vivir con ella a menos de un mes de conocerse, es que le vencía el contrato, y la renovación, según él, tenía términos escandalosos. Gisela se sintió un poco invadida, pero se convenció de que esa sensación era producto de haber vivido sola por tanto tiempo. Pasaron los meses, Ricardo ya no estaba tan divertido, pasaba el día sin hacer nada, ni siquiera ayudaba con las cosas de la casa. En ocasiones dejaba de hablarle a Gisela, ella no entendía por qué estaba mal, si estaba así por algo que ella hubiera dicho o hecho, Gisela ahora siempre se sentía en falta. Finalmente logró que Ricardo le contara lo que le sucedía, entre llantos le aseguó que si no hacía un curso con un prestigioso actor de teatro jamás podría a llegar a un protagónico, y que él no tenía dinero porque tuvo que darle a su madre. Gisela no conocía a la madre de Ricardo, él jamás la iba a ver, a veces se ausentaba por las noches, pero no era para ver a su familia, era porque tenía ensayos, pero Gisela sospechaba, suponía que se veía con otras mujeres. Ricardo la trataba de celosa enfermiza, de estar imaginando cosas. A pesar de sus dudas, Gisela le dio el dinero en calidad de préstamo. Ricardo hizo el curso, no consiguió un protagónico, pero sedujo a una colega que sí tenía un protagónico y una carrera prometedora por delante. Se mudó con ella de un día para otro. Gisela no comprendía lo que pasaba, lloraba, lo llamaba por teléfono, le reclamaba una explicación y el dinero. Ricardo la bloqueó y aseguró en las redes que ella lo acosaba. Gisela se contactó con una ex pareja de Ricardo que le confesó que a ella también la usó y vivió de su dinero, es esta joven la que le habló de narcisismo maligno por primera vez. Gisela está ahora en terapia, su negocio, al que tenía un poco descuidado, ha vuelto a prosperar, mientras ella cura en silencio sus heridas.

Santiago trabajaba en la empresa familiar, una empresa de más de 140 años de trayectoria hecha con mucho sacrificio. A pesar de ser muy bueno para los negocios, sus hermanos y hermanas aseguran que Santiago era un soñador, que podía dedicarse a una profesión más creativa, de hecho, su imaginación le hacía pintar hermosas obras en su tiempo libre. Un día conoció a una “influencer” que había logrado un contrato como panelista de televisión gracias a la notoriedad ganada a través de sus fotos candentes en las redes. Santiago quedó deslumbrado con su belleza y su rebeldía. Ella lo hacía sentir especial, lo requería sexualmente como nunca antes alguien lo había hecho. A pesar de la insistencia de su familia, Santiago se casó con ella a los seis meses de conocerla. La “influencer” no perdió oportunidad de influir, manipular, para ser más precisos, a Santiago, quien le compró ropa, joyas, viajes, un auto y hasta un departamento además del que tenían en conjunto. Al cumplirse un año de su boda, ella lo acusó en los medios de violencia de género, todos apuntaron los dedos en contra de Santiago a pesar de ser un desconocido, algunos periodistas tímidamente le pidieron pruebas a la “influencer” de sus acusaciones, pero esta rompió a llorar a lágrima viva mientras balbuceaba “¿Es que no me creen?”. Santiago entró en una depresión profunda, su madre literalmente lo arrastró al psiquiatra mientras su padre y su hermano mayor, junto con algunos abogados, negociaron los requerimientos de la “influencer” para que dejara de difamarlo y que le diera el divorcio. Les costó un buen dinero, pero más le costó a Santiago salir de su depresión y recuperar su imagen. Encontró en el arte su vocación, ahora expone regularmente, sin embargo, el resto de su tiempo prefiere pasarlo con su familia y sus amigos más íntimos. Tiene mucho temor a conocer nuevas personas.

Olga era una mujer de 73 años con problemas cardíacos, no tenía hijos, su hermana había muerto y su sobrino vivía en Estados Unidos. Si bien él le enviaba dinero y la visitaba cuando estaba en el país, pasaba la mayor parte del tiempo sola. Tenía dos amigas con las que salía. En una de esas salidas conoció a un hombre más joven, de unos 55 años. Este hombre en unos breves minutos de conversación se dio cuenta de su soledad, de sus problemas de salud, y al instante comenzó con un proceso de idealización que culminó con él viviendo en la casa de Olga, haciéndose cargo de su medicación y de la administración de su dinero. A una de las amigas de Olga, no le gustaba este hombre, los cuidados le parecían fingidos; además era verbalmente abusivo con su amiga, en especial cuando creía que nadie lo estaba mirando. Un día Olga quedó internada en el hospital por una neumonía de la que no se recuperó. Olga murió. Esa amiga llamó al sobrino de Olga, Osvaldo, quien inmediatamente tomó un vuelo, pero llegó cuando este hombre había pedido la cremación de los restos y había hecho traer a su hijo de 14 años, al que nunca había prestado atención, a vivir con él en la casa de Olga. Era claro su plan, quedarse a vivir allí indefinidamente. Osvaldo lleva adelante un juicio por desalojo contra este individuo, pero le informaron que va a tomar no menos de 5 años, hay un menor de por medio, y es lógico que la justicia tenga en cuenta el interés del menor, interés que su propio progenitor no siente por ese joven. Sin embargo, lo que Osvaldo encuentra más irritante de esta situación es tener que soportar que algunos vecinos de su tía lo acusen de ser una persona egoísta por querer echar a “quien tanto la ayudó”.

Es probable que estas historias te suenen familiares, es probable que tengas mucho más para agregar a esta pequeña muestra que presentamos acá, muchas más historias de abuso financiero y emocional para exponer. Si te hace bien, habla de lo que te sucedió, te ayudará a reprocesar el abuso y ayudarás a prevenir a otros. Pero mientras tanto … ¿Qué podemos hacer para protegernos y proteger a los que queremos?

• Cuando cualquier persona te pida una suma considerable de dinero y decidas prestarle, siempre pide como contra entrega un documento, como por ejemplo un pagaré. Si esta persona recurre a avergonzarte por pedir el documento, por supuestamente no confiar en él o ella, es mala señal. Si insiste en manejarte con la culpa dile claramente que es el documento o nada. No te sientas mal, una persona con buenas intenciones se ofrece a entregarte un pagaré sin que se lo tengas que pedir.

• No permitas que nadie que recién conoces se instale en tu casa, mucho menos si tienes hijos. Muchos/as psicópatas y narcisistas se enamoran súbitamente de cualquiera que se encuentre a su alrededor cuando están por ser desalojados de sus viviendas. Si te habla de amor, de pasión, de que no puede estar sin ti, pues dile que tú, como prueba de su amor, necesitas que respete tus tiempos. Si te agrede, o te juega con el remordimiento, nuevamente, es mala señal.

• NUNCA, NUNCA, NUNCA, firmes papeles sin terminar de entender todo el texto, incluso lo que está en letra pequeña. Si tienes dudas, consulta a un amigo abogado, o paga el servicio de uno. No importa si es tu misma madre la que te pide que lo hagas. NO FIRMES NADA QUE NO COMPRENDAS A FONDO.

• No des extensiones de tu tarjeta de crédito a tu nueva pareja, si lo haces, acuerda con el banco emisor un tope de gastos para las mismas.

• No permitas que maneje las claves bancarias o de seguridad social, si te olvidas con facilidad de las contraseñas y los usuarios, puedes bajarte alguno de los programas para gestión de claves que ofrecen las empresas de seguridad informática.

• No dejes a mano tu documentación o la de tu familia; pasaportes, títulos de propiedad, testamentos. No importa lo mucho que ames a esta nueva persona, toda esa documentación debería estar en un lugar secreto o, mejor aún, en una caja de seguridad.

• Cuando te encuentras en las primeras etapas de una relación con un psicópata o narcisista, tratará de saber todo sobre ti, pero no es el interés auténtico del enamoramiento, está estudiando tus puntos débiles, tus emociones, tu pasado, tus ingresos, los bienes de tu familia, etc. Aunque creas que es bueno mostrar todo de ti, puedes estar dando armas a alguien que las va a usar en tu contra.

• Si sospechas que tu pareja está en negocios turbios, aléjate, aléjate ya, pero no olvides de llevar contigo todo lo que puedas recolectar como evidencia en caso de que tú puedas quedar salpicada/o si luego tus sospechas se confirman.

• No eres malo/a si no quieres hacer algo que te da mala espina, expresa tu negativa, dile que tienes motivos personales para no comprar determinado bien, o para no salir de garante. Si te recrimina, te da el tratamiento del silencio, o te castiga triangulándote, nuevamente es una muy mala señal.

• Si piensas en contraer matrimonio, aun cuando a todos en tu entorno les parece una locura (generalmente psicópatas y narcisistas logran que des el “sí” con rapidez para que no tengas tiempo para dudar), te pedimos que te hagas asesorar, en algunos países los contratos pre nupciales son legales, como también ciertos documentos en los que queda asentado con qué patrimonio entran los miembro de la pareja al matrimonio. ¿Te suena frío? No lo es, hemos visto demasiado como para asegurarte que es una medida necesaria.

Lamentablemente, muchos de nosotros aprendimos esto LUEGO de ser embaucados, no es sencillo detectar estos manejos con el dinero ajeno cuando estamos en la etapa de la idealización. No obstante, tenemos que hacer conocer esto que aprendimos, tal vez logremos que otras personas vean las alarmas antes de caer en una trampa. Y para concluir, no te tortures pensando en cómo pudiste confiar, en cómo arriesgaste tu pequeño (o abultado) ahorro, son maestros del engaño y corren con la ventaja del desconocimiento social, y de la indiferencia de los grandes medios, pero de este tema, del pacto de silencio a nivel mediático hablaremos en la próxima entrada. Mientras tanto, dedícate a sanar, a cuidarte y a fortalecerte. Y no lo olvides, hagamos que se sepa.

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Calumnias: la estrategia abusiva del final

Lograste dejar a tu pareja psicópata, irte a vivir solo alejándote de tu madre narcisista, o pedir un traslado a otra área para no soportar a tu jefe maquiavélico. ¡¡¡¡Felicitaciones!!!! Pero este primer paso absolutamente necesario para escapar del abuso y el maltrato no es gratuito. Narcisistas y psicópatas no toleran no ser el centro de atención y destrucción, no van a dejar que busques la felicidad tan fácilmente. ¿Cómo tratarán de impedirte una nueva vida? Con calumnias y difamación.

No es nuestra intención desmoralizarte sino prepararte para lo que vendrá y que te mantengas fuerte frente a la desesperación que vivirás al escuchar mentiras aberrantes en tu contra, peor aún, ver que amigos, familiares y colegas creen esas mentiras tan bien elaboradas. La última etapa del abuso narcisista y psicopático consiste precisamente en dañarte a través de la difamación deliberada, también conocida como “asesinato de personalidad”, y la vas a superar, como superaste todo lo anterior. Una vez que esta etapa ceda, serás finalmente libre, el/la psicópata se habrá aburrido, especialmente si reaccionas con inteligencia y se irá a buscar, lamentablemente, otras víctimas a las que depredar.

La difamación nunca comienza luego del alejamiento o la ruptura, comienza mucho antes, psicópatas y narcisistas van abonando el terreno de la difamación previendo que la situación pueda resquebrajarse. Cuando vea que tú ya sospechas irá plantando la semilla de la duda entre tus conocidos, cosas como: “creo que ella me es infiel” (él es quien te es infiel con cuanta persona se le cruza en su camino), “mi hijo no cuida de mí” (ella jamás cuidó de ti ni de tus hermanos); “creo que ella reveló información crucial de nuestra empresa a la competencia” (tu jefe es el que hace espionaje industrial). Estas mentiras preventivas tienen por finalidad instalar la duda sobre tu persona, luego, cuando realmente te alejes, todos pensarán que lo hiciste porque realmente eras infiel, o no te importaba tu madre, o por tu mal desempeño en la empresa. Por supuesto que el/la psicópata seguirá machacando con sus mentiras sobre ti y llorará haciéndose pasar por tu víctima por un tiempo largo. Esta estrategia le es útil doblemente: 1) a ti te lastima de la peor manera imaginable, y 2) él/ella crea una cortina de humo para que nadie vea que en realidad sigue engañando, maltratando y cometiendo delitos. Los monos voladores están demasiado entretenidos culpándote como para ver que están siendo usados como co-abusadores por el/la psicópata o narcisista.

¿Y qué se puede hacer para evitar esto?

Como primera medida, trata de no perder la calma ya que lo que quieren es que caigas en su trampa, te desesperes, y respondas con nervisosismo o agresión, lo cual les vendría de maravillas para probar la idea que instalaron de que no eres una buena persona. Esto no quiere decir que debas callar o aguantar en silencio sus calumnias, esto no haría más que envalentonar a el/la maltratador/a y a sus peones; tienes que poner límites con inteligencia. Esto nos lleva al segundo punto, explica tu situación a las personas que realmente te interese mantener en tu círculo, con claridad y en forma concisa, no los llenes de detalles o tecnicismos para que no haya malos entendidos, solo adviérteles que esa persona no es lo que parece, que es abusiva, que tiene rasgos psicopáticos y narcisistas, aclárales que entiendes que ellos puedan no creerte ahora por lo convincente que suenan sus mentiras, pero que algún día, constataran lo que tú dices con sus propios ojos, proporcionales evidencias si las tienes, especialmente cuando se trata de tu trabajo o profesión, y luego no vuelvas a hablar del tema, si repites demasiado tu historia podrías perder credibilidad, te acusarán de obsesivo/a. En tercer lugar, ten cuidado qué información revelas, cuánta y a quién; en este momento en el que esa persona te difama y triangula a todos contra todos, es probable que haya reclutado a gente que haga de informante, y estas personas pueden ser incluso tus propios familiares que cayeron seducidos por sus halagos y mentiras. No comentes demasiado a nadie, recuerda que cuando hay psicópatas de por medio, todo puede ser utilizado en tu contra. Finalmente, si la difamación y las calumnias llegan al extremo del acoso laboral o ponen en riesgo la tenencia de tus hijos, busca patrocinio legal, no esperes a que la situación se desborde, muchas dependencias estatales ofrecen abogados en forma gratuita para casos de acoso o violencia y hay también muchas ONGs que pueden ayudarte.

Aún teniendo todos estos cuidados y procediendo con cautela, debes saber que nunca se sale ileso de la mira de un/a psicópata o narcisista, siempre hay pérdidas y daños, son un tsunami de maldad. Entonces, permítete llorar por los amigos que no te crean, por los familiares que te den la espalda, por los trabajos que debas abandonar para salvarte de la violencia psicológica y/o física. Entendemos el dolor que sientes, la soledad de tu verdad; por favor no bajes los brazos. Tendrás nuevos amigos, conocerás personas que te entenderán lo que te pasa, obtendrás nuevos trabajos, llamarás familia a quien merezca ese término. Esto también pasará. Mientras tanto, hagamos correr la voz, cuantos más seamos los que identificamos este tipo de abuso, será mucho más difícil para psicópatas y narcisistas encontrar público que quiera escuchar calumnias.

ShivaShakti 2019

¿Es realmente triangulación? ¿Es abuso?

Muchas personas nos preguntan: ¿cómo me doy cuenta que me están triangulando? Puede parecer extraño, pero no lo es. Las víctimas que todavía no logran ver en la nube de abuso que están viviendo, ya no saben qué es realidad y qué es ficción. Veamos entonces algunas características de este mecanismo de tortura psicológica:

• La triangulación no significa necesariamente infidelidad y no ocurre solo en relaciones románticas. Esta técnica también la emplean los progenitores psicópatas con sus hijos cuando eligen a uno como preferido para compararlo constantemente con los demás así los más “rebeldes”, quienes ven con más claridad la dinámica perversa familiar, deseosos de volver a tener el “cariño” de su padre o madre (después de todo son niños y necesitan de ese vínculo), se amoldan y se someten. También nos triangulan jefes cuando van variando las alianzas con sus empleados para que todos compitan contra todos, o los políticos cuando instalan temas controvertidos adrede para dividir a la población, así, mientras los ciudadanos se pelean entre sí, los políticos en cuestión se dedican a actividades de su interés que “deben” pasar desapercibidas.

• La triangulación es manifiesta. ¿Qué quiere decir esto? En las relaciones románticas, una persona que no cree en la monogamia, te lo dice desde el comienzo, y tú decides si te interesa ese tipo de relación. Si, por el contrario, una persona cree en la monogamia, pero por equis motivos te fue infiel, sabiendo que eso te devastaría tratará desesperadamente de que no te enteres. Pues bien, un/a psicópata quiere que te enteres en forma parcial, para luego negártelo. Suelen dejar abierto el chat para que tú leas una conversación subida de tono, e inmediatamente te dirá, en tono dulce, que son bromas de colegas; o se va a Paris por trabajo, cena a solas con un/a cliente atractivo, y por supuesto te lo cuenta, no por honestidad, ya que si no pasara nada con ese/a cliente no tendría por qué contarte, y tú jamás te habrías enterado porque estaba muy lejos. ¿Qué pasa entonces? Te desesperas, le preguntas qué paso, te dice, sin mucha seguridad, que no pasó nada, pero recalca que es una persona encantadora, no entiendes si lo que escuchas es “sí” o es “no”, te angustias, te acusa de estar haciendo una escena, te reprocha que siempre desconfías, tú terminas pidiéndole perdón. Ha conseguido una victoria más.

• La triangulación logra que quienes son triangulados (tú, y las otras partes también) se esfuercen en dar lo mejor de sí a la/el psicópata. Si eres empleado, crees que el verdadero enemigo es tu colega, y tu colega piensa lo mismo de ti. Compiten para entregar el mejor proyecto, y cuando lo hacen, el/la psicópata toma las mejores ideas de ambos, arma su propio proyecto, y se queda con el crédito, y ni pienses en denunciarlo, ya que ha reclutado a nuevos triangulados, que no creerán tu versión de los hechos. Si eres su pareja, vives entre fantasmas de otras personas, que no estás imaginando, están, siempre están. Los/as psicópatas siempre tienen plan B/C/D…Z, y son más que planes, son hechos. Obviamente, en ese estado de duda constante, tu salud se deteriora, pierdes tu autoestima, y vives para complacer a tu pareja tratando de volver a la etapa del bombardeo amoroso. Si eres su hijo/a, querrás demostrarle que vales, que eres inteligente, que eres buena persona, porque toda tu vida te comparó con alguien más, muchas veces tu hermano/a, lo cual no solo es doloroso, sino que hace más difícil que puedan unir fuerzas contra tu progenitor/a.

Resumiendo, que una vez tu pareja te diga que se cruzó en la calle con alguien de su pasado, o que tu madre ocasionalmente te compare con tu prima diciéndote que ella aprendió a tejer y que tú podrías hacer lo mismo, no implican triangulación, son comentarios inoportunos, en especial si no son recurrentes. La triangulación es constante, deliberada y expuesta, pero finge ser ingenua, busca que muerdas la carnada, sufras, y si reaccionas con celos aún mejor, así el/la psicópata comienza a fabricar una imagen tuya de “posesivo/a” con la que te calumniará cuando te descarte. Si sospechas que te están triangulando, no actúes, no entres en el juego, solo observa, y dedícate a planear tu salida de esa relación, esa familia, ese grupo de amigos o ese trabajo. LA TRIANGULACIÓN ES ABUSO.

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El abuso sociopático y la violencia son dos caras de la misma moneda

Es una realidad que el tema de la psicopatía y el narcisismo ha comenzado a tratarse en los países de habla hispánica pero, en paralelo, han surgido opiniones que aseguran que el abuso de psicópatas y narcisistas no estaría incluido en el tema de violencia doméstica ni tampoco encuadraría en alguna definición de violencia. Aseguran que este tipo de maltrato es una dinámica psico-biológica de la que varias personas, además del abusador, serían parte. No te dejes engañar. Esto es una forma de excusar al abusador, culpar parcialmente a la víctima y desviar el tema de la agenda pública.

Primero que nada, recordemos que el espectro de desordenes de personalidad es amplio y se extiende desde  casos medianamente graves en los que el narcisista se dedica a parasitar y mentir a los que lo rodean hasta casos severos donde puede haber golpes o donde estos personajes abusan sexualmente de extraños o de sus propios hijos sin que los demás miembros de la familia, también captados por la narrativa del psicópata, sean capaces de verlo hasta que el perverso se aleja o muere (tal es el caso de Mackenzie Phillips, hija del integrante de la banda The Mamas and The Papas, John Phillips que obligó a la joven a mantener relaciones incestuosas durante 8 años. Recién cuando su padre murió, Mackenzie pudo hablar del abuso sexual. Varios de los miembros de su familia no le creyeron, comportándose como facilitadores post mortem, pero ella no se amedrentó y sigue trabajando por las víctimas de abuso paterno). Por lo tanto, si alguno de nosotros padeció el abuso de un jefe narcisista pero no fue golpeado, esto no quiere decir que el abuso psicopático no exista si lo comparamos con casos resonantes de violencia de género. Es más, la violencia de género no es una realidad separada de la psicopatía y el narcisismo: detrás de los golpeadores, e incluso de los homicidas, suele haber un altísimo porcentaje de desórdenes de personalidad tipo B. Lo podemos asegurar, lo indican los estudios científicos, lo hemos vivido también en carne propia, y cuando decimos “carne propia” lo hacemos en forma textual. Disociar el concepto de violencia del de psicopatía y narcisismo es la forma con la que los sociópatas piensan contratacar nuestra ganada consciencia sobre sus tácticas de abuso.

En estos días, un joven nadador estrella de la prestigiosa Universidad de Stanford llamado Brock Turner, fue sentenciado a SOLO 6 meses de prisión por haber violado a una joven que estaba inconsciente.  Aparentemente el juez dio lugar al descargo del joven que, en vez de pedir disculpas por lo que hizo, escribió una carta diciendo que lo que pasó (abuso sexual agravado) fue producto de la conducta proclive a las fiestas y al alcohol de los estudiantes norteamericanos (desplazamiento de culpa, una de las características de los sociópatas). Las organizaciones de género y la opinión pública están indignadas por esta condena ridículamente leve cuando en realidad le hubieran correspondido 14 años. Para seguir agregando dolor a la víctima, el padre del joven pidió públicamente clemencia para su hijo al que describió como un joven normal al cual se “le juzgaba duramente por 20 minutos de acción en una vida de 20 largos años de logros” (busca el caso, luego nos dices si la mirada fija de Brock Turner no te recuerda a la de alguien que conoces y si el padre no se comporta como el clásico “flying monkey” o facilitador). Afortunadamente en la gran mayoría de los medios de ese país se habla de su conducta como sociopática, como violencia de género (no hay contradicción entre los términos) y se protege a la víctima.

No nos dejemos confundir, muchas personas con características psicopáticas se encuentran en la política, en el periodismo y en la sociedad en general. Ellos están desconcertados ante la cantidad de información que se está haciendo pública y quieren frenar nuestra toma de consciencia porque si toda la sociedad está advertida ya no tendrán suministro que se involucre emocionalmente o laboralmente con ellos, que los vote, que los lean o les presten atención. Desde ya no creemos que el abuso psicopático se limite a la violencia de género pues alcanza a hombres que padecieron a cónyuges o madres psicópatas,  a instituciones religiosas y a todo tipo de empresas. En cada caso el abuso se expresará como una violencia diferente pero violencia al fin.  De todas formas, si quedan dudas de que el abuso emocional y la violencia psicológica son formas de violencia e incluso formas de violencia de género dejamos la resolución 48/104 de diciembre de 1993 de la Asamblea General de la ONU que dice:  “Por violencia contra la mujer se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento FÍSICO, SEXUAL O PSICOLÓGICO para la mujer, así como las AMENAZAS DE TALES ACTOS, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.

 

Insistimos que el abuso psicopático no queda restringido a la violencia de género pero ES UNA DE SUS MANIFESTACIONES (en la resolución recalcamos el aspecto psicológico y las amenazas de violencia ya que son las formas favoritas de abuso de todo psicópata o narcisista, pero no las únicas. Algunos psicópatas cruzan todas las fronteras). El abuso psicopático puede tomar la forma de abuso y acoso laboral, acoso escolar, violencia intrafamiliar, abuso y violencia infantil, abuso de autoridad pública o eclesiástica, etc.  Queremos también decirles a aquellos que ven el abuso como solo una dinámica disfuncional psico-biológica que aunque esto es parte del fenómeno, no es más que la punta de un iceberg de violencia. Además, ese argumento no se sostiene como forma de minimizar el impacto social que tiene, ya que hay otras cuestiones que son psico-biológicas (como por ejemplo cierto tipo de enfermedades como el asma o la diabetes) y que, no obstante, están en lo más alto de las prioridades del estado por su incidencia en la salud física y emocional de la población. El abuso psicopático y narcisista es un tema que afecta a más del 30% de la población mundial (se estima que ese es el número de personas que sufrieron el maltrato de sociópatas en alguna de sus formas) y que deja huellas tangibles como el síndrome de estrés postraumático que es muy incapacitante.  Trabajemos todos juntos para educar, prevenir y dar herramientas de recuperación a los sobrevivientes, como así también demandemos de nuestros legisladores y de los medios formadores de opinión que traten al tema con seriedad y lo coloquen como una de las prioridades del estado para frenar la violencia y la enfermedad que de ella deriva.

El fin de psicópatas y narcisistas es vulnerar todos tus límites

Luego de la fase de bombardeo amoroso y de imitación en espejo, la acción del perverso narcisista sobre su víctima consistirá esencialmente en inhibir y controlar su pensamiento. Esta es la fase en la que alternará abuso encubierto (gaslighting, mentiras, tratamiento del silencio, críticas) con vueltas a la etapa de luna de miel. En la fase siguiente (la de descarte, sea sutil y lenta, o rápida y agresiva), le provocará sentimientos, actos y reacciones mediante mecanismos de provocación).

Si la víctima tiene suficientes defensas como para jugar al juego del sociópata impone una lucha perversa que sólo se terminará con la rendición de la víctima ya que es mentalmente extenuante. Es por eso que lo que se recomienda es cortar todo vínculo con ellos de forma inmediata y definitiva.

El perverso intenta que su víctima actúe contra él para poder acusarla de «malvada». Lo importante para él es que la víctima parezca responsable de lo que le ocurre. El agresor utiliza una debilidad de su víctima —una tendencia depresiva, histérica o enferma— para caricaturizarla y conseguir que ella misma se desacredite. Hacer caer al otro en el error permite criticarlo o rebajarlo, pero, sobre todo, se le proporciona una mala imagen de sí mismo y se refuerza su culpabilidad.

Cuando la víctima no controla suficientemente la situación, basta con cargar las tintas en la provocación y el desprecio para obtener una reacción que luego se le podrá reprochar. Por ejemplo, si su reacción es la ira, se procura que todo el mundo se dé cuenta de ese comportamiento agresivo, de tal modo que hasta a un espectador exterior se le pueda ocurrir llamar a la policía. Los perversos llegan incluso a incitar al otro al suicidio: «Pobrecita mía, no tienes nada que esperar de la vida, no entiendo cómo no has saltado todavía por la ventana». Después, al agresor no le cuesta nada presentarse como una víctima de una enferma mental.

Frente a alguien que lo paraliza todo, la víctima se siente acorralada y en la obligación de actuar. Pero, obstaculizada por el dominio al que está sometida, sólo puede hacerlo mediante un arranque violento en busca de su libertad. Un observador externo considerará como patológica cualquier acción impulsiva, sobre todo si es violenta. El que responde a la provocación aparece como el responsable de la crisis. Para el perverso, es culpable, y para los observadores externos, parece que sea el agresor. Lo que éstos no ven es que la víctima se encuentra acorralada en una posición en la que ya no puede respetar un modus vivendi que para ella es una trampa. Tropieza con un doble obstáculo y, haga lo que haga, no puede salirse con la suya. Si reacciona, aparece como la generadora del conflicto. Si no reacciona, permite que la destrucción mortífera continúe.

El perverso narcisista obtiene tanto más placer al atacar la debilidad de su víctima, o al desencadenar su violencia, cuanto que esto la conduce a autocondenarse y a no sentirse orgullosa de sí misma. A partir de una reacción puntual, se la etiqueta de alcohólica o de suicida. La víctima se siente desarmada e intenta justificarse como si fuera realmente culpable. El placer del perverso es doble: primero, cuando engaña o humilla a su víctima; y luego, cuando evoca delante de ella la humillación. La víctima, entonces, vuelve a caer en la trampa, mientras que el perverso narcisista aprovecha de nuevo la situación, preocupándose, sin confesarlo, de presentarse otra vez como víctima.

Puesto que no se ha llegado a decir nada y no se ha realizado tampoco ningún reproche, no es posible presentar ninguna justificación. Con el fin de encontrar una salida de esta situación imposible, la víctima puede caer en la tentación de comunicarse, ella también, mediante manipulaciones y guardando silencio sobre algunas cosas. La relación se vuelve entonces equívoca: ¿quién es el agresor y quién el agredido? Para el perverso, lo ideal es que se acabe identificando a su víctima como «malvada», de tal modo que esa malignidad se convierta en algo normal, que todo el mundo asume. El perverso intenta inyectar su propia maldad en su víctima. Corromper es su objetivo supremo. Y alcanza su máximo placer cuando consigue que su víctima se vuelva también destructora, o cuando logra que varios individuos se aniquilen entre sí.

Todos los perversos, ya sean psicópatas o narcisistas, intentan atraer a los demás hacia su propio registro para luego conducirlos a pervertir las reglas. Su fuerza de destrucción depende en gran medida de la propaganda que difunden para mostrar a los demás hasta qué punto su víctima es «malvada» y por qué resulta, por lo tanto, razonable llamarle la atención. A veces lo logran, y consiguen asimismo la colaboración de aliados a los que también manipulan mediante un discurso que se basa en la burla y en el desprecio de los valores morales.

Para un perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro de la violencia. Por lo tanto, ésta es la única manera de atajar la propagación del proceso perverso.

Hay que llegar a la convicción de que es posible salir, que las heridas pueden quedar perfectamente restañadas. Una herida no es un destino. Y luego hay que caminar en la dirección adecuada.

Para que el maltrato acabe no basta con la interrupción de todo contacto, hace falta luego superar sus devastadores efectos como son la destrucción de la reputación y sus contactos para herirnos. Para superar la disonancia cognitiva y el dolor post abuso es preciso recuperar la confianza en sí mismo y salir en busca de personas sanas en las que podamos confiar. No es fácil, ciertamente. Pero es posible. Estas personas existen. En palabras de Boris Cyrulnik uno de los mayores expertos en recuperación de situaciones traumáticas: “Hay personas y asociaciones que desempeñan esta hermosa y tremenda tarea de curación, de salvamento físico y psicológico, de renacimiento moral. Hay personas y organizaciones que dedican su vida a tender la mano a quienes están en un profundo foso de dolor y de humillación. Llegan a ellos para hacerles vivir el poder de dar y recibir, de cuidar y ser cuidados”.

“Trauma y recuperación”, un libro indispensable para superar el abuso psicopático y narcisista

En su libro “Trauma y recuperación”,  Judith Herman presenta un modelo de recuperación para personas que necesitan superar experiencias abusivas y traumáticas en sus vidas. Nos demuestra con profusa evidencia clínica que los sobrevivientes suelen desarrollar “estrés postraumático” (generalmente aquellos que tuvieron experiencias muy terribles pero de corta duración como ser testigos de un crimen o sufrir un ataque sexual) o también  “estrés postraumático complejo” (en aquellos que vivieron en situaciones de abuso durante años como es el caso de hijos y parejas de psicópatas y narcisistas.)

Los síntomas de todos estos pacientes cuando llegan al consultorio varían y dependerán del tipo de trauma. No es necesario que estén todos presentes pero si tienes más de tres de los mencionados en la siguiente lista es probable que padezcas EPT y debas consultar a un especialista en situaciones traumáticas o abusivas.

Estado de alerta casi constante.

Dificultad para regular las emociones y los impulsos

Insensibilidad y letargo emocional

Hiperreactividad o ira.

Adicciones a sustancias para mitigar el dolor.

Adicciones conductuales con el mismo fin (sexo, juegos de azar, etc.)

Conductas auto agresivas

La disociación (no sentirse conectado con su propio cuerpo, quedarse en blanco, perder la noción del tiempo, tener amnesias temporarias, etc.)

Depresión y/o ataques de pánico.

Recuerdos intrusivos que no se logran controlar.

Pesadillas e insomnio.

La Dra. Herman divide el proceso de recuperación en tres etapas que el terapeuta deberá pautar: 1) el restablecimiento de la seguridad y un sentido de autoestima en la vida del paciente, 2) el  duelo y la revisión del pasado y 3) la reconexión con una nueva vida y con nuevos vínculos sanos.  Herman considera que no se puede ir directamente al análisis del trauma sin antes haber establecido una seguridad mínima en la vida del paciente (especialmente si su ex pareja o familiar es violento) y sin haber logrado un vínculo de confianza entre el paciente y el terapeuta.  El consultorio es un lugar de sanación al que describe como “un lugar privilegiado dedicado a la memoria, es el espacio en el que los sobrevivientes ganan la libertad de entender y contar sus historias.”  Para sanar es necesario poder poner en palabras lo que hasta ahora el paciente había manifestado como enfermedad: “El conflicto entre la necesidad de negar los eventos horribles y el deseo de proclamarlos a viva voz es la dialéctica central del trauma psicológico. Cuando la verdad es finalmente reconocida, los sobrevivientes pueden comenzar a sanar. Sin embargo, a menudo, el secreto prevalece y la historia del evento traumático sale a la superficie como síntoma en vez de como un relato organizado.” Herman añade también: “el abusador, para escapar de su responsabilidad, hará todo lo que esté en su poder para promover la confusión y el olvido en la víctima”. Muchos sobrevivientes dudan, tienen disonancia cognitiva y en ocasiones amnesias temporales pero también sufren pensamientos obsesivos que reproducen las memorias traumáticas: “las personas traumatizadas alternan entre el congelamiento de sus emociones y el revivir constante del abuso”.

Etapa uno

En esta etapa se trata de conseguir una ‘hoja de ruta’ del proceso de curación. Se establecen objetivos de tratamiento y  enfoques útiles para alcanzar esos objetivos. El establecimiento de la seguridad y la estabilidad emocional del paciente es la prioridad, se le enseña a aprovechar y desarrollar las propias fuerzas internas que creyó perdidas durante la relación con el/la psicópata o narcisista. Aprenderá a regular las propias emociones y a controlar los síntomas que causan su sufrimiento. Lo más importante para poder pasar a la etapa dos es establecer un genuino auto-cuidado. Por supuesto, no todo es siempre tan perfectamente ordenado y secuencial. Por ejemplo, durante la primera etapa puede ser necesario analizar el contenido de los recuerdos perturbadores que están impactando en la vida del sobreviviente. Esto puede ser imperioso para ayudar a manejar los pensamientos recurrentes, o para entender por qué este paciente sigue maltratándose con conductas adictivas o enganchándose a personas que reviven su trauma (por ejemplo, el psicópata convenció a la víctima que era inútil e indigna/o de amor y que está condenada/o  a una vida de abuso y dolor).

Dependiendo de la gravedad de los síntomas, la primera etapa del tratamiento también puede incluir abordar los problemas con alcohol o drogas, la depresión, los comportamientos alimentarios, la salud física, los ataques de pánico, y /o de disociación. El terapeuta puede indicar la interconsulta con un médico que le indique medicamentos para reducir la ansiedad y /o la depresión, por ejemplo, inhibidores de la recaptación serotoninérgica (ISRS), o referirlo a un especialista en terapia de comportamiento dialéctica (DBT), un tratamiento para las personas que tienen serios problemas para tolerar emociones muy dañinas.

Etapa dos

Después de establecer una base sólida de entendimiento y de seguridad entre terapeuta y paciente comenzarán los trabajos de la segunda fase. Esta etapa de recuperación y tratamiento implica remover los recuerdos más pesados  y pasar por  un duelo. Recién en esta etapa es cuando la doctora Herman recomienda unirse a algún grupo de sobrevivientes, siempre sin dejar de lado la terapia individual, por el riesgo que conlleva escuchar otras historias de abuso si no se está preparado.

El trabajo principal de la segunda fase consiste en la revisión de los recuerdos para disminuir su intensidad emocional y tratar de asignarles un significado para la construcción de una vida y una identidad saludables. En esta etapa es inevitable atravesar el dolor de las experiencias abusivas y hacer el duelo por lo que se perdió o por lo que nunca será (es en este momento en el que se hace evidente que los psicópatas y narcisistas no cambiarán y que nunca nos devolverán amor o respeto por lo que es conveniente mantener un contacto cero).

Uno de los enfoques de investigación que está siendo utilizado con éxito para el procesamiento de los recuerdos traumáticos de esta etapa es la terapia EMDR sobre la que ya hemos hablado en este blog. Este método puede transformar rápidamente los recuerdos traumáticos en no traumáticos  sin tener que profundizar en ellos exhaustivamente cuando se teme una descompensación del paciente.  Luego de este tratamiento y, sin los síntomas más crudos del estrés postraumáticos, el paciente podrá ir trabajando e integrando los recuerdos más traumáticos a su memoria en forma desapegada.

Etapa tres

La tercera etapa de recuperación se centra en volver a conectar con la gente, en desarrollar actividades significativas y en ganar valor personal. Herman da estrategias para volver a confiar en los demás, ejercicios para recuperar la autoestima y alienta a sus pacientes para que recuerden quiénes eran, que querían y que anhelaban antes de que sufrieran el abuso, haya durado éste un mes o diez años. Ella considera que estas relaciones abusivas quiebran la narración vital y la memoria de las víctimas que se encuentran con un agujero al que tienen que darle explicación y crear una trama de significación que se extienda hacia un futuro luminoso y esperanzador.

No es un libro de fácil lectura. Las situaciones traumáticas narradas por mujeres violadas o golpeadas por sus parejas, hijos de narcisistas, niños abusados, veteranos de guerra y demás son estremecedoras pero podemos asegurarte que si lo toleras, es el mejor libro para superar los síntomas del estrés postraumático, entender  el abuso, hacer el duelo  y finalmente recuperarse en forma definitiva. Afortunadamente está disponible en español y en versión papel o electrónica.

Contacto cero, contacto mínimo y síndrome de Estocolmo doméstico

El abuso narcisista o psicopático comienza con una etapa de bombardeo amoroso y de idealización de la persona elegida como suministro. Una vez que esta persona se enamora, o en el caso de un amigo, le brinda la incondicionalidad al psicópata, comienza un abuso lento y encubierto. En este proceso abusivo el sociópata utiliza recursos como: lavado de cerebro, invalidación de los dichos o logros del otro, gaslighting, amenazas veladas, triangulación con otras personas, aislación de la víctima de su entorno sano y una dinámica de alternancia entre maltrato (sutil o más obvio) y algo de la ilusión de la etapa de la luna de miel. La persona entra en un espiral de confusión, dolor, disociación y pérdida de valor como así también, si no se reacciona a tiempo al abuso, se puede dar lo que se llama una vinculación por trauma un fenómeno tan similar al Síndrome de Estocolmo que se lo denomina Síndrome de Estocolmo doméstico (busca la entrada del 2014 en este blog). Tal es así que podríamos tomar algunos de los consejos que se dan a aquellos que viven en zonas de conflicto para evitar la vinculación por trauma si terminan secuestrados. Cuando un activista que lucha contra una dictadura genocida cae preso ilegalmente sabe que: 1) aunque le saquen todo recuerdo de su familia o amigos debe mantener diálogos mentales con ellos para no sentir la aislación, 2) cuando los secuestradores alternen entre “secuestrador bueno” y “secuestrador malo” (en el caso de un narcisista o un psicópata ambos conviven en él/ella solo que aparecen alternadamente durante en la etapa de idealización y en la de devaluación) no debe bajo ningún concepto abrirse con el “amable”, llegando incluso a negarse a tener contacto visual con él; y 3) cuando les traten de lavar el cerebro con cosas como que sus compañeros lo traicionaron, no deben creerles sabiendo que es otra táctica para quebrarlos. De esta manera logran sostenerse enteros hasta que logren escapar o sean rescatados. Esto último es estadístico: los que se mantienen enteros y fieles a si mismos tienen más posibilidades de salir con vida del cautiverio.

Lamentablemente, desconocíamos que estas personas existían entre nosotros, considerábamos que este tipo de personaje manipulador y despiadado podía encontrarse en las altas esferas de la política o del delito pero no en la oficina, el club o en tu vecindario. Mucho menos estábamos al tanto de técnicas para no ser quebrados psicológicamente o emocionalmente. ¿Entonces como nos libramos definitivamente del abuso? ¿Cómo rompemos la vinculación por trauma? ¿Cómo aplacamos la disonancia cognitiva?
Primero que nada, aprendiendo sobre el tema. Si fuimos descartados brutalmente, si los abandonamos para mantener nuestra salud física y mental o si todavía estamos con esa persona debemos leer, buscar asesoramiento profesional y reunirnos con otros sobrevivientes para poder armar una estructura de defensa y recibir la validación de lo que nos sucedió. Aun luego de la ruptura, el psicópata tratará de negar todo el abuso que padecimos con la mentira y la calumnia. La validación de otros sobrevivientes y de los especialistas nos ayudará a sobrellevar los primeros momentos de la desvinculación con el sociópata.
Segundo, necesitamos no tener contacto alguno con nuestra ex pareja, amigo o colega. En las primeras etapas de la recuperación nuestros pensamientos todavía están dominados por la narrativa psicopática y los recuerdos de la etapa “alegre” en que nos imitaban en espejo se confunden con las desvalorizaciones y manipulaciones del final. Si permitimos que nos sigan confundiendo con argumentos falaces y tocando nuestros puntos débiles para que reaccionemos corremos riesgos de volver a ser captados por ellos. En paralelo, habrán comenzado a inventar mentiras sobre nosotros y, salvo que sean injurias que puedan poner en peligro tu trabajo o la tenencia de tus hijos, es mejor no contestar. Si algunas personas en común te traen rumores, evalúa si no es conveniente pedirle a esa persona que se abstenga de comentar cualquier cosa que involucra al maltratador/a. Además, es un hecho de manual que se exhibirán con una nueva persona a la que le demostrarán su “amor” desmedidamente para que nos castiguemos con pensamientos del tipo “tal vez él/ella tenía razón, yo era muy sensible y demandante, el problema era yo”. Esto que sigue debería ser un mantra: el problema no somos nosotros, el problema son ellos; no es una de nuestras ocurrencias, es un hecho científico. De más está decir, entonces, que el contacto cero incluye no solo el contacto físico sino también las redes sociales, el teléfono y las personas intermediarias. En algunos casos este contacto cero debe judicializarse a través de órdenes de restricción cuando hay riesgo de violencia física o acoso de cualquier tipo.
Sabemos que el “contacto cero” que acabamos de describir no siempre es factible. Muchos tenemos hijos en común con el/la narcisista; o son nuestros colegas y no podemos o queremos dejar nuestro puesto de trabajo por el momento; o son nuestra madre o padre y no concebimos la idea de irnos para siempre (aunque en algunos casos muy graves hay que hacerlo sin mirar atrás por más que sean nuestros progenitores). En muchos casos como estos no queda otra opción que un contacto mínimo. El contacto mínimo consiste en ver al abusador o abusadora lo justo y necesario, de ser posible con otras personas de nuestra confianza alrededor. Si son nuestros niños los que tienen que ver al sociópata, un especialista en familia deberá evaluar si las visitas deben ser supervisadas o no. Si el abuso se da en el ámbito laboral todo contacto o conversación debe ser con testigos o por escrito y si se llega a una demanda, es necesario dejar la mayor parte del contacto cara a cara en manos de abogados o representantes legales. Al contacto mínimo se le agregan algunas de las estrategias que ya hemos descrito en otro post de este blog conocidas como “método de piedra gris”. Ya que los narcisistas y psicópatas se aburren mortalmente de su vacío emocional suelen crear drama y conflicto para tener algún tipo de sensación. Con ese fin, triangulan a las personas, mienten, y tocan nuestros puntos débiles que tan bien estudiaron en el comienzo de la relación cuando “querían saber todo de nosotros porque nos encontraban fascinantes”. Obviamente están buscando que lloremos, reprochemos, nos angustiemos. Pues bien, si te muestras tan reactivo como un fósil del pleistoceno se aburrirán y buscarán acción dramática en otro lado. Muchos sobrevivientes nos dicen, con total acierto, que hay algunos psicópatas que se ponen muy violentos cuando sus suministros no reaccionan porque sienten que se les presta atención, la peor herida imaginable para un narcisista. Aun así te recomendamos no reaccionar, ya que si le acusas de mal comportamiento no le importará y terminarás revelando cosas que le pueden servir para lastimarte, por ejemplo si le dices “ya no te necesito, tengo otro empleo” ten por seguro que tratará de difamarte con tus nuevos compañeros. Con respecto a la violencia, si ésta escala, no tendrás otro camino que pedir una orden de restricción y llegar al contacto cero forzado.
Con el contacto cero o el contacto mínimo ya tienes medio camino de recuperación hecho. El resto de la ruta tendrá momentos de mejorías y de retrocesos, momentos en que creerás que has olvidado o perdonado y otros en los que la rabia será tu compañera. Tendrás personas que te comprenderán, otras que no tanto y algunas que serán seducidas por el narcisista para criticarte. Tendrás que compensar todo ese estrés con actividades placenteras y significativas. Será necesario también que busques ayuda en los momentos agobiantes o de dudas: psicólogos, médicos, abogados, clérigos, amigos, etc. Pero recuerda que todo esto último no tendrá éxito si ves a quien te dañó con cierta asiduidad. Sabemos que no quieres volver a estar preso/a de un captor mental y que quieres ser el/la feliz propietario/a de tu vida: mantiene el contacto cero o el contacto mínimo.

Niños y adolescentes psicópatas: consejos para padres y educadores.

bullyingLos rasgos psicopáticos no aparecen de un día para el otro en un individuo. Según investigaciones publicadas en “American Journal of Psychiatry” ya se pueden detectar características, bien con resonancias magnéticas o con pruebas de reacción al miedo, a los tres años de edad. Una de las expertas investigando el tema es Nathalie Fontaine de la Universidad de Indiana que trabaja con niños de entre 7 y 12 años de edad que no presentan sensibilidad ni remordimientos. Enfatiza la necesidad de que padres, docentes y psicólogos presten atención a las señales de alarma y que no lo confundan con otros desórdenes para poder hacer una intervención temprana y así lograr que no desarrollen el desorden. Fontaine, apoyada en los avances sobre neuroplastía, cree que la neurogenesis es posible y que ayudaría a torcer la tendencia biológica.

¿Cómo reconocer, entonces, las tendencias psicopáticas o narcisistas en niños cuando ya es bastante complicado hacerlo en adultos? Primero que nada queremos dejar en claro que los niños con estas tendencias no suelen nacer de padres psicópatas. El doctor Marietán hace hincapié en que los cónyuges de psicópatas o narcisistas deberían tranquilizarse ya que sus hijos no suelen heredar los síntomas. Por el contrario, si los niños pasan mucho tiempo con el padre o madre abusivo/a pueden imitar sus conductas como modo de supervivencia por lo que habría que estar atentos e intervenir a tiempo con un buen terapeuta. El caso opuesto también es cierto: muchos niños psicópatas nacen en familias que no presentan casos de individuos con desórdenes de personalidad en varias generaciones. Esto desorienta enormemente a los padres, educadores y psicopedagogos que tratan al niño a diario. No entienden el porqué de la mala conducta o la insensibilidad a las emociones de los demás niños.  Observan las mismas señales de alarma de los psicópatas adultos: la culpa la tienen los demás, mienten todo el tiempo con cara de póker, muestran un desbordado impulso sexual desde temprana edad, se divierten matando o maltratando animales y si se los sorprende en algo malo juegan a la víctima o tuercen los hechos.

A menudo el colegio culpa a los padres por “no ponerle límites”. Esto en general, no es así ya que los padres de estos niños son conscientes de que los castigos no funcionan, el niño es un temerario al que no le importan las consecuencias. Los padres les piden a los médicos o psicólogos que lleguen a un diagnóstico pero lamentablemente terminan considerando cualquier otro trastorno menos éste porque muy pocos profesionales conocen del tema. En una cosa están todos los adultos de acuerdo: el niño no se interesa por los demás, su mala conducta se basa en el placer que le provoca molestar a sus compañeros, familiares y docentes (no son travesuras de quien quiere llamar la atención o bromas de quien se siente inseguro) y se sienten por encima de cualquier norma o ley.

Los docentes deben de tener especial cuidado con estos niños o adolescentes. En primer lugar porque suelen culpar a otros niños de sus malas acciones y muchos terminan responsabilizando a las verdaderas víctimas por los actos del  psicópata.  Los púberes y adolescentes sociópatas son muy encantadores con quienes quieren serlo. Convencen con facilidad a los profesores de que él/ella no fueron los que cometieron la fechoría. En segundo lugar, si eres de esos maestros que tratan de ser ecuánimes y lo mantienes a raya es capaz de inventar cosas sobre ti para que pierdas el empleo.  Un joven de catorce años que ya había sido expulsado por mala conducta de dos colegios acusó a su maestra de malos tratos e insultos cuando comprobó que ya no podía seguir manoseando a sus compañeras a gusto. Esta docente había hablado con la directora del colegio porque las niñas se quejaban de que su compañero las toqueteaba y las tenía amenazadas.  El joven reclutó a otros dos compañeros de mala conducta. Aseguraron que la docente los maltrataba e insultaba. Luego de una investigación que se llevó a cabo mientras la profesora estaba con licencia psiquiátrica se concluyó que no había elementos que indicaran malos tratos por parte de la docente y que el joven, a pesar de su angelical rostro, se había propasado efectivamente con sus compañeras.

Si trabajas en un colegio y detectas algún caso sospechoso, habla con las autoridades y los psicopedagogos de la institución, pon distancia, no hables de más y no permitas que el/la estudiante hable a solas contigo. Si quiere tener una conversación contigo que lo haga en clase o en sala de profesores, frente a testigos. Hace unos años, en los Estados Unidos, una joven profesora de secundario fue acusada por un alumno de quince años de haber mantenido relaciones con él. La docente, casada, con un bebé, había intervenido en defensa de otro alumno víctima de este psicópata que solía hostigar a sus compañeros. Él joven le juró que lo iba a lamentar. A los pocos días la denunció como abusadora de menores. La mujer fue llevada a juicio. El joven declaró, sin que se le moviera un músculo de su rostro, que “habían tenido sexo infinidad de veces”. La defensa le preguntó si recordaba características físicas de la acusada. El muchacho describió el cuerpo promedio de una mujer de 26 años. El abogado le volvió a preguntar si estaba seguro de no recordar nada más. El joven aseguró que no. Fue entonces cuando el profesional le rogó a la acusada que se desabrochara la blusa. Para estupor de todos los presentes, la docente tenía una enorme y fea cicatriz producto de una operación cardíaca. No había forma de que el estudiante no la recordara. La mujer salió en libertad pero ya nada volvió a ser igual. Dejó la docencia y se mudó con su familia a otro estado.

Salvo en los casos en que el psicópata presente rasgos extremadamente violentos, generalmente los niños y jóvenes con estos desórdenes dejan de cometer actos agraviantes en forma abierta ya que se dan cuenta que de seguir así nadie les creerá y los evitaran. Ellos necesitan víctimas de quienes obtener beneficios. Descubren que manipulándolas y abusándolas emocionalmente logran más cosas que por medio de la violencia o el maltrato abierto. Es en ese momento que los padres y educadores se relajan pensando que el niño ha cambiado para bien. No es así, el cambio es para peor.

No sabemos si realmente se puede lograr detener en forma temprana el avance de la psicopatía pero sería francamente maravilloso intentarlo. Y aunque no funcionara al menos podremos ayudar a los padres a manejar la situación en vez de que sus hijos los manejen como marionetas, y proteger a los docentes para que no sean víctimas de las fabulaciones de estos psicópatas junior. Adrian Raine, director del Departamento de Criminología de la Universidad de Pensilvania asegura que se han visto progresos en niños muy pequeños con psicoterapia, la ingesta de suplementos de ácidos grasos omega 3 que juegan un rol importante en el desarrollo neuronal y con una disciplina que aliente los refuerzos positivos cuando hacen algo altruista ya que esto crearía vías neuronales que favorecen la sociabilidad. Desde acá deseamos fervientemente que este tema tenga la presencia académica y social que su gravedad merece, como así también que se encuentren tratamientos esperanzadores.

Sandra Brown sobre cómo detectarlos

Las personas peligrosas son una fuerza destructora y venenosa en la vida de una mujer, por lo que distinguirlos es fundamental. Uno de los mejores materiales informativos para reconocerlos está en el libro de Sandra Brown, How to Spot a Dangerous Man (“Cómo detectar a un Hombre Peligroso”) La autora habla de los hombres peligrosos, pero ya sabemos con creces que esto se aplica también a las mujeres peligrosas. A continuación, algunas citas útiles:
“Los hombres peligrosos existen en todas las formas y tamaños. Se escurren en nuestra vida pareciendo, al menos al principio, increíblemente normales. […] parecen gente tan suave y con tanta confianza en ellos mismos, tan aparentemente relajadas que uno simplemente está seguro de SABER que son gente saludable y buena”
“Pero demasiadas mujeres cuentan historias que comienzan con un “Yo no sabía que él fuera así. No reconocí las señales tempranas. Le creí… algo se nos debe estar escapando de la vista si millones de mujeres siguen terminando con hombres que podríamos calificar de peligrosos.”
“Tiene que haber alguna falla en el sistema personal de detección femenino. Sólo parece funcionar cuando observamos a las demás mujeres. Preguntamos en forma crédula: “¿Acaso ella no sabe que él le pega a las mujeres?… ¿qué tiene problemas con el alcohol?… ¿Qué tiene antecedentes?” […] Pero cuando nos toca a nosotras, nuestras antenas sufren un cortocircuito”
“Los hombres peligrosos siempre han vivido entre nosotros, y siempre lo harán. Empleo el término peligroso para describir a cualquier hombre que causa daño a la salud emocional, física, financiera, sexual o espiritual de su pareja.”
“… hombres que en nuestras vidas han o podrían haber causado un trauma emocional difícil de sanar en menos de meses o años.”
“Hemos crecido aprendiendo estrategias de defensa física, pero aparentemente ninguna en lo que se refiere a los ataques emocionales.”
Sandra Brown cita varios tipos o combinaciones de tipos, entre los cuales hallamos el siguiente:
“El depredador emocional: Este hombre patológico posee un sexto sentido acerca de las mujeres y sabe como actuar ante las heridas de una mujer. Si bien sus motivos pueden ser tomar a una mujer como presa por sus vulnerabilidades económicas o sexuales […], se lo denomina depredador “emocional” porque casa a sus víctimas tomando como blanco su vulnerabilidad emocional. Él puede sentir que una mujer fue recientemente abandonada, que se siente sola, o está necesitada emocional o sexualmente. Es un camaleón y puede convertirse en lo que sea que una mujer necesite que él sea. Conoce muy bien el lenguaje corporal y visual de las mujeres, así como el de los mensajes sutiles detrás de sus palabras. Puede darse cuenta de indicios acerca de la vida de una mujer y convertirse en lo que ella necesita en ese momento. “
“La mayoría de las mujeres no aprenden lo que es la patología. No saben cuáles son las señales y los síntomas de los hombres patológicos. […] no saben cuáles son las consecuencias de salir con un hombre así de enfermo. Presumen que un individuo con una patología clínica exhibiría algunas señales “obvias” de enfermedad mental o peligrosidad que todos podrían detectar. Sin embargo no siempre la patología es tan obvia, ni siquiera para un terapeuta.”
“Muchas mujeres que SÍ aprenden sobre esta patología parecen creer que ellas y sus parejas son la excepción a la regla… Eligen NO aceptar años de investigación psicológica. Se niegan a ver que su hombre tiene un trastorno muy adentrado en su personalidad y el cual no tiene cura. Dado que el hombre patológico nunca cambiará”
“Todos tenemos un sistema de estandartes rojos y alertas rojas que pueden actuar como un monitor interno personalizado…Este sistema de alerta roja es una mezcla de intuición, un sistema de respuestas sensoriales y un murmuro de advertencia espiritual.”
“Toda mujer se ha dado cuenta de cómo recibe por lo general sus banderas rojas y advertencias. Algunas mujeres experimentan verdaderas sensaciones físicas, otras notan síntomas mentales o emocionales, y otras lo sienten a nivel espiritual. Algunas mujeres reciben una combinación de estas. Cómo sienta estas advertencias no es tan importante como lo que haga con lo que siente…El peligro produce un cambio en sensaciones corporales a las cuales necesitamos prestar atención. Estas incluyen miedo y sudor, un nudo en el estómago, latidos fuertes en el corazón, la piel de gallina, o una sensación de malestar general que puede ser difícil de nombrar. Pero a veces nosotros los adultos ignoramos estas sensaciones [o las interpretamos como “amor” o “excitación” a causa de un condicionamiento inadaptado”
“¿Cómo está usted desde que conoció a esta persona? ¿Está equilibrada y con los pies en la tierra, o anda revoloteando sin rumbo emocionalmente? ¿Está ansiosa… preocupada… melancólica… confundida… siente un malestar general sin saber por qué?¿Tiene dificultad para dormir, comer concentrarse? ¿Sigue con sus actividades regulares o ha abandonado cosas por esa persona?”
“La vida sexual de un psicópata o un narcisista maligno es impersonal, trivial y pobremente integrada. Los psicópatas tienen varios grados de inclinaciones hacia prácticas sexuales inmaduras o pervertidas. El psicópata requiere de impulsos de una intensidad caprichosa para manifestar comportamientos inaceptables en el campo sexual. La repugnancia u otra fuerza inhibidora que prevendría a cualquier otra persona de tener tales impulsos es un factor que no se presenta en la las decisiones del psicópata.”

De “Como reconocer a un hombre peligroso” por Sandra Brown.
En varias entradas de este blog hemos descripto al detalle muchas conductas que los delatan, esas que no logramos ver con nuestros paradigmas mentales de personas con conciencia pero que nuestro cuerpo percibimos desde el primer momento. En la entrada “20 señales” o “Cómo evitar toparte con otro…” podrás complementar lo que Sandra Brown propone. No coincidimos con ella , sin embargo, cuando propone que muchas mujeres están porque les “gusta” la intensidad de la relación y que no quisieron detectar las señales a tiempo. Sandra Brown tiende a pasar por alto temas como el Síndrome de Estocolmo, la disonancia cognitiva, el gaslighting, la devaluación y la erosión identitaria. Si tomas simplemente el libro como un manual de detección temprana te servirá. La descripción que hace de la intuición como pilar fundamental de la prevención es excelente y es un tema (la intuición/gut feeling) que trataremos en breve. Si buscas formas de sanar emocionalmente luego del abuso, este libro podría resultar insuficiente.